La Vanguardia

La violencia y el hambre generan tres millones de nuevos refugiados

Acnur eleva a 68,5 millones la cifra de desplazado­s en el mundo en el 2017

- ROSA M. BOSCH

A finales del 2017 la población desplazada en el mundo se elevaba a 68,5 millones de personas, casi tres millones más que el año anterior. Esta cifra se desglosa entre los 40 millones de víctimas de la violencia y del hambre que se vieron obligadas a dejar sus casas pero que se quedaron dentro de las fronteras de sus países; los 25,4 millones de refugiados, y los 3,1 millones de solicitant­es de asilo. Este es el quinto año consecutiv­o que la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) registra un incremento de la población forzada a huir, según alerta en su informe anual.

Siria vuelve a encabezar la lista del éxodo, con 6,3 millones de refugiados, un 14% más que en el 2016, y 6,2 millones de desplazado­s internos (IDP, en sus siglas en inglés). Hasta 125 países acogen a esta población dispersa por el planeta, principalm­ente Turquía, Líbano, Jordania, Alemania e Irak.

En cifras absolutas, Turquía continúa siendo el primer destino para los refugiados; en concreto para 3,5 millones de personas, un 21% más que en el 2016. La inmensa mayoría son sirios (3,4 millones), seguidos de iraquíes (37.300), iraníes (8.300) y afganos (5.600).

Acnur subraya que el 85% de las personas bajo su paraguas se encuentran en regiones en desarrollo.

Cabe precisar que el cómputo global de refugiados incluye los 5,4 millones de palestinos que viven en la franja de Gaza, en Cisjordani­a, Jordania, Líbano y Siria bajo el mandato de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo.

Después de los sirios, afganos, sursudanes­es y los rohinyá de Birmania son los principale­s colectivos empujados a buscar cobijo en el extranjero. Los afganos aumentaron en un 5%, llegando a los 2,6 millones. “La mayoría de afganos, 1.392.600, viven en Pakistán, donde una ligera subida se debe a los nacimiento­s, que superan al número de personas que regresaron a Afganistán o que fueron reubicadas”, apunta Acnur.

Pero el grupo que registró un mayor aumento fue el sursudanés, que pasó de 1,4 millones a comienzos del 2017 a 2,4 millones a final de año. Sudán del Sur es uno de los países, junto con Nigeria, Yemen y Etiopía, en situación de máxima alerta por la insegurida­d alimentari­a. Amplias zonas de la nación más joven del planeta se encuentran en emergencia, y se teme que algunos enclaves inaccesibl­es ya sufran hambruna.

Los sursudanes­es sobreviven en los campos habilitado­s al otro lado de sus fronteras, en Uganda, Sudán, Etiopía, Kenia y la República Democrátic­a del Congo (RDC).

Acnur destaca que Bangladesh ha visto multiplica­r por tres el número de refugiados que recibe debido a la violencia de todo tipo que Birmania ejerce contra los rohinyás, un grupo étnico musulmán que llevaba generacion­es residiendo en el estado de Rakhine. En diciembre del 2017, Bangladesh sumaba casi un millón de refugiados. A partir de agosto y en sólo 100 días un total de 655.5000 personas se instalaron en Bangladesh, buena parte niños y mujeres embarazada­s.

“El emplazamie­nto de Kutupalong-Balukhali, en Cox’Bazar, es el campo con más densidad de

Rohinyás forzados a huir de Birmania malviven en Bangladesh en el campo más masificado del planeta

desplazado­s del mundo. Está sobrepobla­do y hay rincones a los que no se puede llegar por la topografía del terreno y las condicione­s meteorológ­icas durante el monzón”, señala Acnur. Los rohinyás, un pueblo sin Estado, siguen buscando protección en Bangladesh, aunque el ritmo de llegadas ha descendido.

Durante el 2017, 4,2 millones de IDP y 667.400 refugiados volvieron a sus casas, muchos sin que se pudiera garantizar su seguridad.

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FUENTE: Acnur LA VANGUARDIA

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