Cincuenta años del ‘institut’
Hace 50 años, meses después del mayo francés de 1968, la apertura del instituto Jaume Callís de Vic acabó con el monopolio de la enseñanza privada en Vic y supuso un soplo de aire fresco para toda una generación de estudiantes que hasta entonces nos habíamos formado en colegios de curas y monjas. El nuevo instituto fue una válvula de escape que permitió a los jóvenes de la época la exteriorización de las ganas de cambios democráticos y de costumbres. Pero también favoreció la llegada de unos profesores jóvenes que, salvo algunas rémoras del franquismo, se apuntaron al carro de un nuevo espíritu pedagógico.
Los primeros años de vida del centro significaron el fin de un paradigma educativo basado en el autoritarismo, la disciplina arbitraria y la segregación por género, unas circunstancias que la mayoría de los alumnos saludamos con entusiasmo, incluidos los estudiantes de los cursos nocturnos. En aquel contexto, la dirección no acabó de encontrar un método razonable de gestión, y eso lo aprovechamos los alumnos para liberar las energías almacenadas durante años en las escuelas privadas, a veces con una cierta crueldad hacia el profesorado circunstancial. De hecho, las gamberradas y las bromas eran el pan de cada día, aunque no todos los docentes eran objeto de escarnio, porque algunos se ganaron a pulso el respeto del alumnado.
En el instituto, donde entonces proliferaba el espíritu libertario, se gestaron algunas de las reivindicaciones democráticas locales más destacadas, como la manifestación contra el proceso de Burgos y las huelgas contra la selectividad o, años después, las protestas por el asesinato de Puig Antich. Por su parte, los docentes también se significaron en este aspecto, y una huelga de profesores no numerarios reclamando mejoras salariales acabó con 16 despidos. A finales de los setenta, el instituto también fue el marco de multitudinarias asambleas contra la extracción de uranio en las Guilleries. Hasta que afloraron formas reivindicativas más ortodoxas y disciplinadas, con la incorporación de militantes de partidos de izquierda. Entonces, el desgobierno de los primeros años dio paso a un sistema educativo más asentado y a una dirección más madura.
Durante los primeros años, por el instituto pasaron algunos alumnos que, con el paso del tiempo, han destacado en sus respectivas trayectorias. Es el caso de Pep Palau, fundador del Fòrum Gastronòmic; la periodista Cristina Gallach, actual secretaria general adjunta de la ONU para Comunicación e Información; Miquel Macià, director del grupo de comunicación Nació Digital; los historiadores Jordi Figuerola, Joaquim Albareda y Josep Burgaya; el arqueólogo Miquel Molist, exdirector del Museo Arqueológico Nacional de Catalunya; los periodistas Albert Om y Ramon Besa, o el músico Quimi Portet, entre otros.
La apertura del instituto Jaume Callís de Vic supuso la llegada de un soplo de aire fresco