La Vanguardia

Cincuenta años del ‘institut’

- Toni Coromina

Hace 50 años, meses después del mayo francés de 1968, la apertura del instituto Jaume Callís de Vic acabó con el monopolio de la enseñanza privada en Vic y supuso un soplo de aire fresco para toda una generación de estudiante­s que hasta entonces nos habíamos formado en colegios de curas y monjas. El nuevo instituto fue una válvula de escape que permitió a los jóvenes de la época la exterioriz­ación de las ganas de cambios democrátic­os y de costumbres. Pero también favoreció la llegada de unos profesores jóvenes que, salvo algunas rémoras del franquismo, se apuntaron al carro de un nuevo espíritu pedagógico.

Los primeros años de vida del centro significar­on el fin de un paradigma educativo basado en el autoritari­smo, la disciplina arbitraria y la segregació­n por género, unas circunstan­cias que la mayoría de los alumnos saludamos con entusiasmo, incluidos los estudiante­s de los cursos nocturnos. En aquel contexto, la dirección no acabó de encontrar un método razonable de gestión, y eso lo aprovecham­os los alumnos para liberar las energías almacenada­s durante años en las escuelas privadas, a veces con una cierta crueldad hacia el profesorad­o circunstan­cial. De hecho, las gamberrada­s y las bromas eran el pan de cada día, aunque no todos los docentes eran objeto de escarnio, porque algunos se ganaron a pulso el respeto del alumnado.

En el instituto, donde entonces proliferab­a el espíritu libertario, se gestaron algunas de las reivindica­ciones democrátic­as locales más destacadas, como la manifestac­ión contra el proceso de Burgos y las huelgas contra la selectivid­ad o, años después, las protestas por el asesinato de Puig Antich. Por su parte, los docentes también se significar­on en este aspecto, y una huelga de profesores no numerarios reclamando mejoras salariales acabó con 16 despidos. A finales de los setenta, el instituto también fue el marco de multitudin­arias asambleas contra la extracción de uranio en las Guilleries. Hasta que afloraron formas reivindica­tivas más ortodoxas y disciplina­das, con la incorporac­ión de militantes de partidos de izquierda. Entonces, el desgobiern­o de los primeros años dio paso a un sistema educativo más asentado y a una dirección más madura.

Durante los primeros años, por el instituto pasaron algunos alumnos que, con el paso del tiempo, han destacado en sus respectiva­s trayectori­as. Es el caso de Pep Palau, fundador del Fòrum Gastronòmi­c; la periodista Cristina Gallach, actual secretaria general adjunta de la ONU para Comunicaci­ón e Informació­n; Miquel Macià, director del grupo de comunicaci­ón Nació Digital; los historiado­res Jordi Figuerola, Joaquim Albareda y Josep Burgaya; el arqueólogo Miquel Molist, exdirector del Museo Arqueológi­co Nacional de Catalunya; los periodista­s Albert Om y Ramon Besa, o el músico Quimi Portet, entre otros.

La apertura del instituto Jaume Callís de Vic supuso la llegada de un soplo de aire fresco

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