La gata sin dueño
Al final, todo tiene una explicación. Ayer se supo por qué Juan Manuel de Prada tiene una pasión por los autores catalanes. Resulta que en su juventud tuvo “muchas novias catalanas” y a él le gustaba que le hablaran en catalán. El escritor no entró en más detalles, pero sí reivindicó la voz de Elisabeth Mulder (1904-1987), escritora barcelonesa de buena familia, de quien publica la antología Sinfonía en rojo.
La Fundación Banco Santander, cuyo responsable literario y editor de la obra es Francisco Javier Expósito, tiene entre sus objetivos recuperar autores por su valor “literario y humanístico, al margen de ideologías”. Y aquí entra Mulder, de quien el director de La Vanguardia –diario en el que la escritora publicó durante dos decenios–, consideró “una feminista avant la lettre” y destacó su labor como “notable articulista, en unos momentos en que había muy pocas mujeres escribiendo en prensa”. Màrius Carol quiso recordar el artículo “Doña Emilia y Virginia”, en el que Mulder se dedica a analizar las diferencias y las analogías entre las dos escritoras, Pardo Bazán y Woolf (16/V/1963). El director se felicitó por la buena noticia que supone “reivindicar la voz de las mujeres en los años más negros del franquismo”.
Por su parte, la escritora Care Santos reconoció que el problema de Mulder es que “se colocó al margen de todo, de las derechas y de las izquierdas, de la República, hasta de ella misma –analizó–; pero con sus artículos se situaba allí donde no la dejaban estar”. A diferencia de Prada, a Santos le encantan los finales abruptos de sus cuentos. La escritora destacó el relato La historia de Java ,enel que ve a Mulder disfrazada de gata, porque la gata de su historia no quiere tener dueño, aunque la autora negara que fuera autobiográfico. Prada considera esta novela “el cenit de su obra, un análisis extraordinario del alma femenina”. Santos también recordó la novela El vendedor de vidas y consideró que era como “el anverso de Nada, de Carmen Laforet, en esa Barcelona de posguerra”, con sus clases altas y sus clases bajas.
Pero Juan Manuel de Prada no se anduvo con chiquitas. Según su criterio, Elisabeth Mulder es una de las más grandes novelistas españolas del siglo XX, quizá “la mejor y la más profunda”. Mulder “no toca temas sociales, sino que elabora una radiografía de las mujeres: el problema de la soledad en las sociedades modernas, la dificultad de comunicarse... Es una gran retratista de personajes femeninos”.
Prada recordó su perfil de traductora, “directamente del ruso”, y consideró que, aunque no tocara temas sociales, no era “una escapista de la realidad”. Quizá por ello, porque no era ni de unos ni de otros, vivió “una especie de exilio interior” que la acabó llevando al olvido. Así, no es extraño que circularan algunas leyendas urbanas, como la que decía que había formado parte de la columna Durruti, como llegó a publicar ayer este mismo diario.
Con ‘Sinfonía en rojo’ se recupera una gran escritora barcelonesa del siglo XX, Elisabeth Mulder