Fútbol y toro
La avenida del Paral·lel de Barcelona une la plaza de Espanya con la plaza de las Drassanes. Son casi dos kilómetros y medio de vía donde se multiplican los bares y restaurantes. Tendrá que ver, por supuesto, la cantidad de teatros, salas de fiestas o discotecas que hay por la zona. Decido patear todo el recorrido observando la vida cosmopolita que se mueve por la zona. Es una mezcla de etnias, ciudadanos de medio mundo que se van sentando en las terrazas de los bares que agobian las dos aceras del Paral·lel.
En el bar Stop hay una oferta de mojito a seis euros, el mismo precio que un cóctel blue lagoon, y un sex on the beach por siete. La gente llena las terrazas. Ayuda, según me cuenta José María, un cliente del lugar, “la temperatura de verano que ya hace en Barcelona y que todas las terrazas han instalado las teles pera ver el Mundial”. Efectivamente es un espectáculo divertido observar como, la mayoría de los bares, han puesto pantallas en el exterior con vistas a la terraza que, aunque sea un poco apasionante Bélgica-Panamá, están todas llenas. Hay una pizzería-llesqueria (literal) con el semántico nombre Pic-zas donde una veintena de personas llena la terraza viendo la victoria de los belgas 2-0 a veinte mi- nutos para el final. En la acera de enfrente del histórico El Molino veo un curioso bar llamado Borrell. La terraza está con el ciento por ciento de ocupación con gente viendo el fútbol, pero en el interior hay sólo media entrada. Como soy alérgico al calor entro y me siento en la barra (siempre la barra) y observo que hay otra tele. Es un lugar magnífico que conserva el rancio abolengo del año 1909, que fue cuando se inauguró el bar. El camarero, un tipo simpático, me asegura que la cabeza de toro que parece dispuesta a hablar en cualquier momento (el Segador de Juliana versión Paral·lel) está ahí colgada des del primer día. El bar Borrell era una taberna de debate sobre el toreo y es ahora un lugar auténtico con radios antiguas, espejos con publicidad de Bodegas Bilbaínas o mesas de mármol. La gente habla de todo. También de fútbol. Un joven con la camiseta del Barça se declara fan del belga Hazard. “Lástima que fichará por el Madrid”, asegura convencido. Mi compañero de barra pide otra cerveza. Marca el 3-0 Lukaku. El toro sigue mudo.
El Paral·lel está lleno de terrazas, pero en el interior del bar Borrell domina una cabeza de toro