El hombre de las mil caras
‘El día de mañana’, dirigida por Mariano Barroso, llega este viernes a Movistar+ con un fiel retrato de la Barcelona del tardofranquismo
Quién era Justo Gil? Años después de su llegada a la Barcelona de los 60 en busca de médicos que puedan curar a su madre enferma, un joven inmigrante es recordado de manera distinta por todos aquellos que se relacionaron con él. Un seductor, un mentiroso, un amigo, un embaucador... “Toda la serie gira alrededor de este enigmático personaje y el misterio que le rodea”, explica Mariano Barroso, director de El día de mañana, la serie basada en la novela homónima de Ignacio Martínez de Pisón que este viernes llega completa (seis capítulos de 50 minutos de duración) a la plataforma de Movistar+.
Justo Gil, a quien interpreta un brillante Oriol Pla, es un joven inquieto y ambicioso que llega sin nada en los bolsillos a la Barcelona del tardofranquismo aunque dispuesto a comerse el mundo. Se encuentra con una próspera y prometedora ciudad que está en pleno proceso de modernización: un oasis de libertad y de posibilidades que parece el lugar idóneo para labrarse un futuro. “Aquí hay dinero en todas partes; lo que hay que saber es cómo llegar a la gente y darle lo que necesita”, afirma el personaje al principio de la historia. Gil utilizará todas las artimañas posibles para alcanzar el éxito.
Para Barroso, recientemente nombrado presidente de la Academia del Cine, “el reto era que este personaje nos atrapase porque en la parte humana es totalmente adorable pero en la moral es, como mínimo, cuestionable, si no deplorable a veces; también es totalmente inesperado en lo que va hacer en cada momento, lo que desconcierta a todos los que le conocen”.
El día de mañana es un drama generacional que contiene también una gran historia de amor y elementos de thriller policiaco. En la vida de Justo se cruzará la de Carme Román (Aura Garrido), una aspirante a actriz con la que iniciará una intermitente historia romántica; y también Mateo Moreno (Jesús Carroza), policía de la temida brigada social que le involucrará en una red de espionaje.
Estos tres protagonistas clave de la historia están unidos por el hecho de ser huérfanos, una circunstancia que en palabras de Barroso “es una metáfora de lo que representan estos personajes de veinte y pocos años en la búsqueda de su identidad; quieren construirse un porvenir y no tienen la visión sobre la realidad de esa Barcelona que podemos tener hoy día. Ellos vivían el momento y para ellos esa ciudad era el sitio donde iban a cumplir sus sueños”.
El día de mañana transcurre con el telón de fondo del tardofranquismo y los inicios de la transición. La serie recorre la vida de estos personajes a lo largo de doce años, desde 1966 hasta 1978: “La situación de la Barcelona de aquellos años está muy presente pero siempre a través de los ojos de los personajes; en ningún momento está en primer termino sino simplemente como escenario que evidentemente tendrá gran influencia en el destino de sus protagonistas”, explica el director, quien revela que el autor de la novela, Ignacio Martínez de Pisón, está contento y orgulloso con esta adaptación para la pequeña pantalla.
En esa Barcelona que retrata la serie aparecen jóvenes juerguistas de la gauche divine, estudiantes rebeldes, miembros de la resistencia antifranquista, codiciosos empresarios y policías sin escrúpulos. Un collage de la sociedad barcelonesa de la época donde los contactos en las altas esferas y el “no sabe usted con quién está hablando” estaban a la orden del día.
La serie se rodó desde mediados de octubre hasta mediados de febrero y coincidió con los meses más convulsos del procés. El director revela que en algún momento dudaron de que pudieran seguir con el rodaje y también los paralelismos que a veces se establecieron entre la realidad y la ficción: “Rodábamos escenas en las que había proclamas de amnistía y libertad para los presos y cuando salíamos a la calle nos encontrábamos con otras de muy parecidas... y habían pasado 40 años”. La tensión de ese momento político en Catalunya “se transmitió de alguna manera al rodaje y, aunque es obvio que para la vida real no es recomendable, creo que fue positivo para el resultado final de la serie”.
El joven Justo Gil llega a la ciudad en los 60 para buscarse la vida y utilizará todas las artimañas posibles