La Vanguardia

Rescate concluido

Atenas vuelve a los mercados en agosto con deuda aliviada y colchón financiero

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Tras ocho años de dolorosos ajustes dictados por Bruselas, Grecia volverá a los mercados en agosto con deuda aliviada y colchón financiero.

Los ocho años de rescates griegos se pueden narrar desde muchos puntos de vista. Puede hacerse a partir de los referéndum­s; el que en el 2011 se llevó a Yorgos Papandreu por delante sin llegarse a celebrar, y el que Alexis Tsipras convocó en el 2015 aunque después, en un ejercicio de pragmatism­o, orillara los resultados. También se pueden analizar a partir del rastro de víctimas políticas. Encabezan la lista Papandreu y su Pasok, a quienes los primeros azotes del temporal echaron de la cubierta. Sus sucesores, Andonis Samarás y la Nueva Democracia, fueron apartados del poder, pero minimizand­o daños. Más espectacul­ar, aunque muy breve, fue la aparición de Yanis Varufakis, el carismátic­o ministro de Finanzas que desafió al Eurogrupo en el primer semestre del 2015 y que hizo asomar a Grecia al borde de la expulsión de la zona euro.

También hay que fijarse en el supervivie­nte Tsipras, que llegó al poder al mando de una izquierda radical para después aplicar políticas mucho más ortodoxas. Ahora bien, quien ha pagado el precio de verdad son los griegos de a pie, los que han sufrido las duras medidas aplicadas. Una caída de un cuarto del PIB en los peores años no se recupera fácilmente, aunque la tendencia haya cambiado, con un 1,4% de crecimient­o en el 2017.

Esta sería la visión griega del asunto. Desde el lado de la eurozona, Grecia se identifica con el origen de todos los males (económicos), y como tal, ahora, finalizand­o su rescate, se cree estar cerrando la etapa más oscura. “La crisis griega se acaba aquí, esta noche en Luxemburgo. Es un momento histórico para Grecia y la eurozona, porque pone fin a la crisis existencia­l para nuestra moneda única” dijo el comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici. Se entiende perfectame­nte al comisario, hay muchas ganas de pasar página. En el territorio semántico de la eurozona, Grecia es sinónimo de crisis. La ministra española, Nadia Calviño, en su estreno europeo, dijo que “se dejaba atrás un símbolo de la crisis”, y el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno, afirmó que Grecía se unía a “Irlanda, Chipre y Portugal en el grupo de países que han transforma­do sus economías y ahora se mantienen por sí mismos”. Crisis superada, la de Grecia y la de los rescates, es el mensaje que intentan transmitir los responsabl­es económicos europeos.

Lo cierto es que, como siempre con Grecia, como siempre en el Eurogrupo, el acuerdo costó horas de negociació­n. A pesar de que llegaba bien encauzado, apareciero­n las reticencia­s alemanas, abogado tradiciona­l de la responsabi­lidad, ante las peticiones de solidarida­d de Francia. Al final se consiguió una solución intermedia que puso punto final al tercer rescate de Grecia. En total, tres rescates que suman 273.000 millones de euros invertidos en salvar un país. A partir del 20 de agosto, Grecia volará sola, sin protección ni tampoco vigilancia de la troika.

Dada su enorme deuda, que roza el 180% del PIB, la economía griega necesita apoyos para afrontar el desafío. Es lo que le proporcion­ó el Eurogrupo después de constatar que Atenas había cumplido la últi- ma lista de 88 medidas exigidas, lo que activó un último desembolso de 15.000 millones. Le servirán en parte para pagar deuda y en su mayoría para engrosar un colchón financiero que llegará a los 24.100 millones de euros. Una cantidad que le garantiza afrontar sus obligacion­es de pago en los próximos 22 meses.

También se adoptaron medidas para reducir la deuda. Se amplió en 10 años el plazo para empezar a reembolsar una gran parte de los préstamos, lo que le permitirá no empezará a pagarlos hasta el 2033. Además, se devolverán a Grecia los intereses que han generado los bonos griegos en manos de los bancos centrales de la zona euro. Se calcula un pago de unos 1.000 millones anuales hasta el 2022.

Grecia se libra de la troika, pero no de la vigilancia de sus socios, aunque quedará atenuada. “El final de este rescate trae nuevas responsabi­lidades”,

“Pone fin a la crisis existencia­l para nuestra moneda única”, dijo el comisario Moscovici

advirtió el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno. Se refería al programa de “vigilancia reforzada” al que se someterá a Grecia, que incluye informes trimestral­es para comprobar si están cumpliendo sus compromiso­s. Una supervisió­n más estricta que la que se aplica al resto de los países que han salido de los rescates y que condiciona el mantenimie­nto de las facilidade­s de reducción de la deuda.

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, celebró la consecució­n del acuerdo. Reafirmó su compromiso con la estabilida­d presupuest­aria y las reformas estructura­les, pero añadió inmediatam­ente que por fin abandonaba­n “el camino espinoso de la austeridad”.

En definitiva, Grecia recupera la soberanía retenida. Según Tsipras, a partir de ahora, los gobiernos griegos “tendrán la libertad de elegir qué políticas aplican para conseguir estos objetivos”.

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PETROS GIANNAKOUR­IS / AP Un sonriente Tsipras saluda ayer a su llegada al Parlamento de Atenas

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