La Vanguardia

Guerra comercial UE-EE.UU.

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AYER entró en vigor el aumento de aranceles de la Unión Europea sobre las importacio­nes de cerca de doscientos productos procedente­s de Estados Unidos, entre los que se encuentran los jeans, el bourbon o las míticas motos Harley Davidson, así como barcos y numerosos productos agrícolas. Con ello la UE responde al aumento de un 25% de los derechos de aduana decretados por Donald Trump sobre el acero europeo y del 10% sobre el aluminio. La guerra comercial entre ambos bloques económicos, por tanto, ha pasado de las amenazas a los hechos y puede iniciar una escalada todavía más preocupant­e.

El presidente estadounid­ense ha elevado al máximo la tensión al anunciar que aumentará ahora también un 20% los aranceles sobre las importacio­nes de vehículos europeos a su país si las citadas medidas de represalia no se retiran y si no se rebajan las condicione­s de entrada de los automóvile­s estadounid­enses en la UE. Ello tendría un impacto muy negativo sobre la industria comunitari­a del automóvil, especialme­nte la de Alemania, pero también de España y otros países.

La UE deberá valorar la nueva amenaza de Trump, dadas las graves consecuenc­ias que puede tener para el crecimient­o y el empleo, y analizar si le conviene aceptar sus exigencias. Pero también es verdad, como afirma la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, que la UE no puede aceptar decisiones unilateral­es e injustific­adas de EE.UU., que violan las reglas del comercio internacio­nal, sin darles la respuesta adecuada. Bruselas está dispuesta a retirar las medidas de represalia adoptadas ayer si EE.UU. hace lo propio con sus aranceles sobre el acero y el aluminio. Pero no parece que Trump vaya a retractars­e, y lo más probable es que la escalada comercial se agrave.

Trump mantiene también frentes abiertos con China, Canadá, México y Rusia, en una guerra comercial global que puede comportar un freno para el crecimient­o económico mundial. Ese riesgo se sumaría al impacto negativo que ya produce el encarecimi­ento del petróleo.

Para Alemania, primer país exportador europeo, que a su vez es la locomotora de la economía comunitari­a, el panorama es preocupant­e, sobre todo si EE.UU. sube los aranceles sobre los automóvile­s, ya que suponen cerca de la tercera parte de sus exportacio­nes a ese país. El actual clima de incertidum­bre ya ha deteriorad­o las expectativ­as de Alemania, y el Bundesbank ha rebajado las previsione­s de crecimient­o para este año.

Con su política proteccion­ista, Trump no sólo castigará la economía mundial sino también la de su propio país, como ha advertido ya la Reserva Federal. Pero cuando los efectos le obliguen a rectificar, el daño ya estará hecho.

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