Elaborar

En el campo de la psicología se usa con frecuencia el término elaborar que hace referencia al trabajo sobre un conflicto o una adversidad que la vida presente. El diccionario de Maria Moliner (que tanto me ayuda) define esta palabra en: “muy pensado; trabajado; retocado; transformado” y también que es sinónimo de “cuidado”. ¿Y eso cómo se aplica al mundo de las emociones? Pues con tiempo, sin prisas, y con un trabajo de introspección y a la vez con un cierto distanciamiento del conflicto, intentando esclarecer lo que sí que se puede hacer en ello y lo que no está al alcance. Dicho de otra manera: ordenarlo como se ordena un armario, guardando con cuidado lo que todavía es valioso y desprendiéndose de lo que tan sólo es un lastre. Y para este trabajo se necesita tiempo y paciencia, más de la que se está acostumbrado a tener con las cosas y las situaciones. Una situación se torna conflictiva, tal vez porque afecta a las propias emociones tan humanas como la pena, la rabia, la autoestima y otras. Elaborar quiere decir tomarse todo el tiempo que se necesite para ir separando el grano de la paja y poder situarse en una distancia mayor y menos emocional, es decir, pensarlo bien y en calma. Y es tan trabajoso que no se puede hacer en unas horas, se necesitan días, semanas o meses, mientras tanto se vive el día a día en lo indispensable.

En estas situaciones de conflicto, la energía está casi totalmente dedicada a ello, parecería que no se hace nada y en cambio, por dentro se está trabajando mucho; no se puede hacer todo a la vez, y quizás desde el mundo exterior parece que la persona no avance por poco productiva y no es cierto, porque las resoluciones de los conflictos que tiene que ver con la propia persona son un trabajo duro y difícil, y si nos atenemos al sinónimo de la palabra elaborar del diccionario, que es “cuidado”, eso implica delicadeza y fragilidad, así que nada de prisas ni resultados inmediatos.

Es necesaria paciencia y templanza en las emociones. El mundo interior no es comparable al exterior, necesita de un tiempo específico y de una comprensión inteligente de lo que está pasando, dicho de otra manera, una toma de conciencia del desorden que en aquellos momentos anida en el inconsciente.