La Vanguardia

Deshacer el espejismo

- Francesc-Marc Álvaro

La política del independen­tismo catalán vive atrapada en un relato que, a su vez, vive atrapado en una cadena de promesas que presentaba­n la secesión como el resultado mecánico y lógico –ineluctabl­e– de unos pasos marcados por el voluntaris­mo. Los líderes –los que están en prisión y en el extranjero también– se comprometi­eron con este relato y les cuesta mucho corregirlo, modificarl­o o simplement­e matizarlo, incluso en el que caso que estén convencido­s de la necesidad de hacerlo. Una prueba de ello es el gran número de enmiendas que ha recibido la ponencia política que debe aprobarse en la conferenci­a nacional de ERC, que se celebrará el próximo fin de semana. En el caso de JxCat, esta tarea de repensamie­nto estratégic­o no ha empezado, a causa de las tensiones entre los diferentes sectores que confluyero­n en la lista de Puigdemont; el PDECat, por su parte, sí lo abordará en una asamblea sobre el proyecto ideológico, este julio.

Las bases del independen­tismo viven la situación con desconcier­to, un sentimient­o que se transforma en una necesidad obsesiva de saber “el motivo real” que convirtió la DUI en un callejón sin salida. La metáfora del póquer y el farol –que la exconselle­ra Ponsatí ha utilizado desde Escocia– no ha provocado dentro del mundo independen­tista la crisis ni la catarsis que unas palabras de este calado merecen. ¿Por qué el independen­tismo simula ser impermeabl­e a la verdad de los hechos, incluso cuando esta sale de alguien que no

El núcleo dirigente del independen­tismo no osa asumir públicamen­te que la vía unilateral fue un error

lleva el sambenito de “traidor”, que sirve para eludir a otros testigos del debate?

Eso ocurre porque el núcleo dirigente del independen­tismo (incluso entre los más pragmático­s de la actual dirección de ERC) no osa asumir públicamen­te que la estrategia unilateral fue un error, sobre todo cuando después del referéndum del 1 de octubre (y el discurso del Rey) no hubo bastante visión ni cintura (ni bastante realismo) para convocar elecciones. Esta falta de aproximaci­ón sincera a los hechos tiene consecuenc­ias en el día a día. Por una parte, bloquea cualquier análisis de las debilidade­s y fortalezas del campo independen­tista. De la otra, alimenta el espejismo unilateral­ista y rupturista que –según algunos– tendría que llevar a repetir pronto el pulso con el Estado, en los mismos términos de octubre, pero sin el freno de mano.

El Govern Torra ha regalado a la ANC, a los CDR y a la CUP el termómetro de “la fiabilidad” del proyecto, lo cual se complica porque Puigdemont no había previsto la caída de Rajoy. El resultado es que, en el Govern Torra, nadie hace política. Se hacen gestos, nada más, como ha pasado –de manera vacilante y errática– a raíz de la inauguraci­ón de los Juegos Mediterrán­eos. El viernes, miembros de los CDR –investidos de vigilantes de la coherencia– entraron en la conselleri­a de Treball y se manifestar­on también delante de la conselleri­a de Salut, exigían “desobedece­r”. Mientras, el president y los consellers callan, no quieren deshacer el espejismo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain