Los comunes tratan de rentabilizar su posición en el nuevo escenario político
El partido de Colau, situado en la equidistancia, quiere sacar provecho de la distensión tras una dura travesía del desierto
El nuevo escenario político, con la alianza que dio la presidencia a Pedro Sánchez y se la arrebató a Rajoy puede dar aire a los comunes. Los malos resultados del 21-D en Catalunya y la ruptura del acuerdo de gobierno con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona habían dejado en una situación de debilidad el partido. Un escenario que confían en que se revierta ahora que los socialistas ocupan la Moncloa con tan sólo 84 escaños y que los convierte en prisioneros de sus aliados.
En la dirección de Catalunya en Comú sostienen que el mandato de Sánchez ha abierto un ciclo de competición virtuosa –el concepto teorizado por Íñigo Errejón– entre ellos y el socialismo. Una etapa en la que las fuerzas progresistas se reforzarán mutuamente, colaborando para abrir un horizonte de cambio y cerrar la agenda conservadora.
Los 67 votos con los que cuenta en el Parlamento Podemos y sus confluencias, de las que forman parte los comunes, se han revalorizado, afirman. Serán imprescindibles si Sánchez quiere derogar las leyes más polémicas del Gobierno de Rajoy y aprobar nuevas medidas de carácter social.
De esta manera, creen las fuentes de la ejecutiva de Catalunya en Comú, quedará patente que ellos son “decisivos para hacer realidad el cambio”, tanto en Catalunya como en el resto de España, lo que les permitirá salir del papel de actor secundario en el que habían quedado relegados en el Parlament. Los comunes han tratado de mantener la equidistancia respecto al procés, una posición ideológica con la que le identifica el electorado –así se aprecia en las encuestas– pero que no se ha traducido en más votos en un escenario polarizado. Todo lo contrario.
La unión de votos entre socialistas, Podemos y partidos nacionalistas para echar a Mariano Rajoy también demuestra que existen mayorías alternativas a las definidas por el apoyo o el rechazo a la independencia, subrayan en la dirección de los comunes. Una experiencia que quieren trasladar al Parlament de Catalunya para aprobar iniciativas sobre vivienda, uno de los grandes objetivos de la alcaldesa de Barcelona, pobreza, feminismo o medio ambiente, y también para orientar los presupuestos de la Generalitat que se diseñará en los despachos del Govern controlados por ERC. Los comunes intentarán así que la aritmética parlamentaria comience a salir del eje nacional y se mueva hacia el eje social donde se sienten mucho más cómodos.
Aún existe otra derivada del Gobierno de Sánchez que puede beneficiar al tándem Domènech - Colau: la bajada de tensión por la crisis territorial. Y no sólo por el nuevo inquilino en La Moncloa. Los comunes sostienen que el procés ha acabado y que ahora se abre una nueva fase en la que el Govern debe aclarar su hoja de ruta y decidir cuanto antes qué quieren hacer en Catalunya. Una situación que, creen los comunes, refuerza su apuesta política y que les permitirá erigirse en alternativa al frontismo si son capaces de capitalizar el cambio. En este contexto, esperan que las próximas municipales, donde Colau se juega la reelección, se alejen de la lógica plebiscitaria. Esa es su esperanza.
CatComú fomentará en el Parlament una aritmética alternativa a la nacionalista que una a las fuerzas progresistas