Cruzar la frontera cuesta 150 euros
En tres meses se ha hallado en carreteras de Girona 98 migrantes ocultos en camiones
Un escueto mensaje de las compañías telefónicas dando la bienvenida a España pone en alerta a los polizones que llevan horas de viaje escondidos entre la carga de un camión. El SMS les llega al celular nada más cruzar el peaje de la AP-7 en La Jonquera, el primero en España tras la frontera francesa, momento en que los tráilers aminoran su marcha o aprovechan para repostar carburante, mucho más barato que en el país vecino. Es entonces cuando los inmigrantes empiezan a emitir ruidos para alertar al transportista, que es el primer sorprendido cuando se abre la puerta del camión.
Desde el 9 de febrero y hasta el 12 de mayo fueron hallados en carreteras de la demarcación de Girona, escondidos entre las cajas de una quincena de camiones, un total de 98 polizones, incluidos cinco menores, procedentes mayoritariamente de Etiopía, Eritrea, Libia, Sudán y Afganistán. No obstante, el comisario coordinador de fronteras terrestres de la Policía Nacional en Girona, César Luis Suanzes, habla de cifra “insignificante” y de un problema “colateral” para España. Colateral porque, en realidad, España no es el destino deseado para estas personas sino Francia u otros países del norte de Europa como Alemania o Bélgica, donde tienen familia o amigos.
El goteo de migrantes hallados en las carreteras de Girona tiene su origen en la localidad italiana de Ventimiglia, próxima a la frontera con Francia. Todos los tráilers en los que se han hallado migrantes a bordo descansaron en las áreas de servicio de este municipio, donde recientemente la policía italiana ha desalojado campos de refugiados. Un lugar que, según la Policía Nacional, se había convertido en punto de concentración de pequeñas mafias que ofrecían a los migrantes el paso clandestino hacia Francia. “Aprovechando que los camioneros duermen, esas mafias abren con sus llaves falsas las cajas de los camiones e introducen sigilosamente en su interior a los migrantes engañándoles y prometiéndoles que les llevarán a Francia”, explica el comisario Suanzes, quien agrega que en el último mes no se ha detectado ningún nuevo caso en Girona.
Cruzar la frontera entre Italia y Francia tiene un coste mínimo de 150 euros, según la voluntaria Pascal Coissard, miembro de la Comissió Catalana d’Ajuda al Refugiat que viajó a finales de mayo a Ventimiglia con miembros de SOS Racisme. Este dinero lucra a las mafias que se dedican a la introducción ilegal de personas sin documentación o falsificada y que les prometen que les llevarán a Francia cuando muchas veces el destino final de los camiones es España.
Cuando los polizones sospechan que han cruzado ya la frontera y se encuentran en España hacen todo lo posible para ser descubiertos. En uno de los casos, un grupo de 12 personas que viajaban en el interior de un tráiler con matrícula eslovaca mostraron sus brazos por debajo de la lona del camión cuando estaba estacionado en una gasolinera.
El protocolo establece que es la Policía Nacional quien debe hacerse cargo de esas personas, que mayoritariamente viajan indocumentadas. Según los acuerdos de readmisión del tratado de Málaga, firmado entre Francia y España el 26 de noviembre del 2002, tienen la obligación de derivarlos hacia Francia y de este país hacia a Italia, que es de donde provienen. Los pequeños van a centros de menores.
Suanzes explica que ninguno de los migrantes hallados en camiones ha pedido la protección de asilo internacional en España y muy pocos lo han hecho en Italia. La mayoría quiere ir a Francia. El profesor del
máster de Derechos Humanos, Democracia y Globalización de la Universitat Oberta de Catalunya Tomàs Jiménez explica que la situación jurídica de esos migrantes es “un limbo total”, ya que la mayoría no puede documentar su origen, aunque indica que esto no es excusa para que no se les conceda el asilo.
El bombero vitoriano Juan Carlos Delgado, voluntario de la oenegé Acción Norte, explica que pese a la política de endurecimiento policial de las autoridades italianas y francesas, los migrantes siguen buscando nuevas rutas como los Alpes para cruzar la frontera. Si no logran su objetivo, lo volverán a intentar. “Han vivido situaciones muy duras en sus países y no pierden nada intentándolo de nuevo las veces que sea necesario”, dice Coissard.
España no es el destino deseado por esas personas, que quieren llegar a Francia, Alemania o Bélgica