Garcia Sevilla: la violencia del poder
Manel Armengol expone sus fotografías neoyorquinas de los años setenta
Tal vez la imagen-frase que mejor resume la exposición es esa lanza de palabras que esgrime un guerrero griego antiguo, un arma contra otros configurada por el muy citado aforismo de Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”. ¿Qué limitada visión tendrá ese guerrero atlético y armado, dispuesto a someter o a destruir? ¿Qué dimensiones del mundo no militares, no imperialistas, no competitivas y no machistas quedan excluidas de su pobre visión? ¿Qué sabidurías por él nunca alcanzadas querrá o estará obligado a destruir?
La galería Rocío Santa Cruz presenta por primera vez el último proyecto artístico de Ferran Garcia Sevilla, Tríptic La Guerra, Pàgines simples et alia, desarrollado entre los años 2013 y 2015. Es un conjunto de collages digitales de carácter filosófico, donde se reúnen imágenes y textos de distintas épocas y niveles, desde el mejor fragmento de Nietzsche (“El centro está en todas partes”) o desde un texto salvaje del poeta Carles Hac Mor, hasta una ficha técnica de una ametralladora o un texto científico sobre conducta humana o animal. El conjunto compone y suscita una compleja red de reflexiones en torno a temas muy distintos, pero que tienen un núcleo común: la dominación de unos sobre otros, el poder institucional y personal y su relación con la violencia.
Es una propuesta inhabitual no sólo en la trayectoria de este artista mallorquín afincado en Barcelona, sino también en el contexto del arte actual, tan amigo de la obediencia a las modas y tendencias marcadas por la casi papista Documenta o por un mercado internacional escasamente filosófico. La personalidad múltiple de Garcia Sevilla no podría limitarse a un solo registro y a lo largo de los años se ha manifestado de modos diversos y muy libres, en sucesivas etapas. En los años setenta, en el contexto del arte conceptual catalán, él era uno de los que tenía las ideas más claras. Luego fue un pintor representativo de los años ochenta, cuando combinaba símbolos antiguos y modos veloces posmodernos, y hasta me pareció que en algún momento se dejó contagiar por un cierto cinismo ochentero o quizá intemporal. Hay otros aspectos de su obra poco conocidos y dignos de atención, por ejemplo sus grupos fotográficos. En el año 2008 dio por finalizada su etapa pictórica y en el 2012 malgastó tiempo y dinero preparando una exposición encargada, que luego fue desprogramada por el entonces director del Macba, Bartomeu Marí. Nunca le he visto tan cabreado como entonces, y se diría que aquella vehemencia indignada le dura todavía.
La fase actual de Garcia Sevilla tiene un acentuado sentido crítico y emancipador. Recuerda la necesidad de un conocimiento no compartimentado, no falseado por la especialización, no reducido por horizontes miopes. Un conocimiento real, opuesto al papanatismo habitual. Por eso en sus collages relaciona conocimientos de distintas disciplinas, imágenes y textos que al cambiar de marco y al entrar en contacto con otros puntos de vista pueden despertar o iluminar zonas que el conocimiento meramente especializado no sabría comprender. Además de las imágenes, son importantes los textos. Veamos algunos ejemplos.
El poder judicial según Richelieu: “Dadme dos líneas de la mano de un hombre y en ellas encontraré motivos suficientes para su condena”. El arte de la guerra según el general Patton, anticipándose al estilo Tarantino: “Nuestro plan de operaciones básico es avanzar y seguir avanzando sin importarnos si tenemos que pasar sobre, a través o por debajo del enemigo. (...) Desgarradles el vientre. Disparadles en las entrañas. ¡Les vamos a retorcer las pelotas y a patearles el culo sin parar!..”. El arte de la política según Mao Zedong: “La guerra es política con derramamiento de sangre, la política es guerra sin derramamiento de sangre... El poder mana del tubo de un cañón”. El colonialismo según Tocqueville: “Viendo lo que pasa en el mundo, ¿no se podría decir que el europeo es para los hombres de otras razas lo que el propio hombre es para los animales? Los utiliza para su servicio, y cuando no los puede someter, los destruye”. Ya se ve que el muy sádico marqués de Sade no era el peor de la tribu. Rocío Santa Cruz. Gran Vía de les Corts Catalanes, 627. Hasta el 27 de julio.
La galería Ana Mas Projects presenta una buena selección de fotografías de Manel Armengol. Son imágenes que el fotógrafo tomó entre los años 1977 y 1978 en Nueva York. Algunas cibachrome se habían expuesto hace años, pero son poco conocidas, y treinta de las fotos en blanco y negro son inéditas. En la muestra hay imágenes muy bien compuestas y otras cazadas al vuelo en una fiesta, como la instantánea flasheada de Divine. Ana Mas Projects. L’Hospitalet (Barcelona). Hasta el 13 de julio.