Inui perdona a los leones de Senegal
Japón mereció más en el partido entre las selecciones sorpresa del grupo H
Las dos selecciones que pusieron boca abajo el grupo H derrotando en la primera jornada a Polonia y Colombia plantearon el partido en Yekaterimburgo con las armas con las que habían dado la sorpresa. Los japoneses se propusieron controlar el partido y organizar sus ataques en equipo. Los leones de Senegal preferían la velocidad, aprovechando la individualidad de sus consagradas estrellas.
Salieron en tromba los leones, haciendo gala de fuerza y técnica, aunque el gol de Mané hay que atribuirlo más al descuido del portero nipón. Tras fallar en la parada, Eiji Kawashima dejó el balón muerto en el área, la despejó pero rebotó en el delantero del Liverpool y se metió el balón en la red. La pasión africana comenzó a ceder mientras los japoneses iban haciéndose con el control del partido. El gol de Inui, en el que el delantero recientemente fichado por el Betis remató un balón que le dejó en bandeja Yuto Nagatomo, no sólo supuso el primer empate del partido sino que marcó el momento de la transición. Desde entonces, los asiáticos controlaron la situación, lo que provocó en el palco no poca satisfacción en la princesa Hisako Takamado, que ha aprovechado el Mundial para realizar la primera visita a Rusia de un miembro de familia imperial japonesa en cien años.
La escuadra samurái se estiró y comenzó a crear ocasiones que merecieron más premio que el obtenido al final. El jugador del Getafe Gaku Shibasaki llevaba las riendas y asistía a sus compañeros con munición que no terminaban de concretar, como el pase al área pequeña que Yuya Osako (Werder Bremen) sólo tenía que haber empujado a la red antes de equivocarse de pierna. También seguía creando peligro Takashi Inui, que en el minuto 64 estrelló un tiro en la mismísima cruceta.
Pero no hay que fiarse de los leones. El 2-1 de Moussa Wagué, en una demostración de velocidad y fuerza de toda la delantera senegalesa, parecía que iba a dejar sin premio a los hombres de Akira Nishino. El seleccionador nipón sacó entonces a Keisuke Honda, el mejor del banquillo, ahora en el Pachuca mexicano, quien cinco minutos después colocó las cosas en su sitio aprovechando un pase atrás que le brindó Inui cuando el portero ya estaba vencido.