España pasa como primera con protagonismo del VAR (2-2)
La tecnología concede el liderato a ‘la roja’ y relega a Portugal en un tiempo añadido de locura
No puede existir mejor premio para tan nefasta actuación. España llegó al tiempo añadido con derrota y Portugal, ganando, con lo que sólo un milagro simultáneo en Kaliningrado y en Saransk podía conceder a la roja un liderato de grupo que había perdido por méritos propios. El pescado estaba aparentemente vendido, con España resignada a la segunda posición, sin juego, sin físico, sin alma. Fue un absoluto desastre en defensa y una nulidad en ataque. No merecía levantar la bandera de campeón de grupo, y en ningún Mundial precedente lo hubiera hecho, pero este es diferente. En este existe el VAR, y ayer fue un aliado portentoso. Para que luego regateen inversiones en I+D. La tecnología salvó a España de enfrentarse a Uruguay en la eliminatoria de octavos y de circular por el lado peligroso del cuadro. La tecnología evitó, además, una depresión que parecía asegurada.
Fueron un par de minutos de infarto. Como si se hubieran confabulado, el árbitro uzbeko del partido de España y el paraguayo que pitó a Portugal recurrieron simultáneamente al VAR para aclarar sendas jugadas polémicas en el tiempo extra. El uzbeko acudió a consultar después de haber interpretado fuera de juego en un gol de Aspas, el paraguayo fue a verificar si había existido una mano del portugués Cedric en el área. Después de un par de minutos de suspense y tensión, con algarada entre los ocupantes de los banquillos de España y Marruecos, las dos decisiones favorecieron al conjunto de Fernando Hierro: gol de Aspas (2-2) y penalti de Cedric que fue transformado por Irán para empatar (1-1), aunque la mano del portugués carece aparentemente de voluntariedad. Una combinación salvadora, un flotador agónico. Con empate en diferencia de goles, España pasa como líder porque ha firmado una diana más que Portugal.
Los astros se alinearon sobre Rusia como nunca antes lo habían hecho. Es un nuevo paradigma. El VAR, con su liturgia y su suspense, con los futbolistas en pausa esperando un veredicto y los espectadores mordiéndose las uñas, ha pasado a formar parte del espectáculo. Sin su concurso, el gol de Aspas no hubiera subido al marcador y el penalti (supuesto) de Cedric hubiera pasado desapercibido. A estas horas el ambiente en la concentración española sería irrespirable porque la actuación contra Marruecos resultó impresentable y la trayectoria en el torneo resulta decadente. Es demasiado fácil castigar a la roja, que ha recibido 5 goles en 6 remates de los rivales a la portería de un De Gea invadido por la inseguridad.
Fernando Hierro compensó con una flor de proporciones formidables la parálisis que exhibió en el banquillo practicando cambios muy tardíos, cuando el hundimiento del equipo era irreversible. Contribuyó a la flor del seleccionador de emergencia, ironías de la vida, Cristiano Ronaldo. El portugués castigó a España con tres goles en la primera jornada, pero ayer desperdició un penalti en la segunda parte que hubiera significado el 2-0 de Portugal y la asfixia, prácticamente definitiva, de Irán. No suele fallar el madridista desde los 11 metros, pero ayer todo se alió con España. La cuestión es si la cuota de fortuna imprescindible para adjudicarse una Copa del Mundo se agotó en Kaliningrado.
Cristiano Ronaldo falló un penalti que hubiera otorgado a Portugal una ventaja prácticamente definitiva