Víctima de los aranceles
Cuando Donald Trump inició la guerra arancelaria seguro que no contaba con que la mítica marca de motocicletas Harley Davidson se llevaría parte de su producción al extranjero para esquivar los muros comerciales levantados por la UE.
“¡Si está sucio por fuera, está sucio por dentro!”, proclamó ayer Donald Trump respecto al restaurante de Lexington (Virginia) que este fin de semana pidió a su portavoz, Sarah Sanders, y al grupo que la acompañaba que abandonaran el local en rechazo a su política de separación de familias inmigrantes. “Tenemos unos estándares de honestidad, compasión y cooperación que mantener”, le dijo la propietaria del Red Hen, Stephanie Wilkinson, concertada con sus empleados. El presidente echó más leña al fuego al citar por Twitter el nombre del restaurante, que se ha visto inundado de críticas negativas en internet. El directorio Yelp suspendió la página a la vista de las motivaciones políticas de muchos comentarios. El episodio ilustra el clima de fuerte crispación social que ha provocado la medida en un país ya extremadamente polarizado .Varios miembros del Gobierno y altos funcionarios han sido hostigados en público estos días en diferentes puntos del país, una actitud que la congresista demócrata Maxine Waters ha animado a practicar allí donde se los encuentren. El presidente Trump replicó que Waters tiene “un coeficiente intelectual increíblemente bajo”. “Ten cuidado con lo que deseas”, añadió.