‘La Manada’ pasa el control judicial y ya disfruta de libertad en Sevilla
Los condenados llegaron por separado al juzgado y fueron recibidos con insultos
La tensión se podía cortar en torno al edificio del palacio judicial de Sevilla. Decenas de periodistas esperaban la aparición de los miembros de La Manada y se mezclaban con ciudadanos anónimos que acogían con gritos e insultos la aparición de los cinco jóvenes sevillanos, obligados a firmar ante el juez de guardia como una de las condiciones de su puesta en libertad provisional dictadas por la Audiencia de Navarra.
La aparición de todos ellos se produjo en un goteo que parecía calculado. Todos lo hicieron por separado y en solitario, aunque todos tenían preparada una salida rápida. Cuatro de ellos abandonaron la sede de los juzgados en una moto que les estaba esperando y sólo uno se marchó del lugar en coche. Pese a los esfuerzos de los periodistas por lograr alguna declaración, ninguno abrió la boca, excepto José Ángel Prenda, el supuesto líder del grupo, que dio las gracias “a los que siempre han confiado en mí”.
Se trataba de la primera aparición en público del citado Prenda y sus compañeros Alfonso Cabezuelo, Ángel Boza, Antonio Manuel Guerrero y Jesús Escudero, condenados a nueve años de cárcel por abuso sexual en grupo en los Sanfermines del año 2016 sobre una joven madrileña de 18 años. Tras depositar la fianza de 6.000 euros, los miembros de La Manada llegaron durante el fin de semana a Sevilla y han permanecido encerrados en sus domicilios, recibiendo la visita de familiares y amigos. Estarán en libertad provisional mientras se resuelven en el Tribunal Superior de Justicia de Navarra los recursos que todas las partes del proceso han presentado contra la sentencia inicial.
El primero que hizo su aparición en el edificio del Prado de San Sebastián fue el militar Alfonso Jesús Cabezuelo, destinado en la Unión Militar de Emergencias (UME) que tiene su base en la localidad de Morón de la Frontera. Tras pasar unos diez minutos en el juzgado, posteriormente se trasladó al tanatorio y cementerio de San Fernando donde ayer mismo fue enterrada una de sus abuelas. El último fue el peluquero Jesús Escudero, que trabajaba en el negocio de un familiar antes del suceso de Pamplona. Escudero, junto al militar Cabezuelo y el guardia civil Antonio Manuel Guerrero, era uno de los tres que estaban empleados antes de cometer el delito por el que han sido condenados.
Tanto Cabezuelo como Guerrero siguen cobrando una parte proporcional de su sueldo hasta que la sentencia sea definitiva. En cuanto a Escudero, tiene derecho a reincorporarse a su puesto de trabajo en el local que regenta un tío suyo y en caso de que no fuera readmitido, podría presentar una reclamación judicial por despido improcedente.
Además de la fianza, que dada la situación de insolvencia de cuatro de ellos y de insolvencia parcial del quinto, ha sido recaudada por aportaciones de familiares y amigos, la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra impuso otras medidas cautelares, como designar un domicilio en el que puedan ser encontrados en cualquier momento; facilitar un teléfono de contacto, con advertencia expresa de que si no responden o no son encontrados en el domicilio se dictará orden inmediata de busca y captura; no pueden salir del territorio nacional sin autorización judicial; tienen que entregar el pasaporte, si lo tienen, o no pueden obtenerlo, y se les impone la prohibición de entrar en la Comunidad de Madrid.
José Ángel Prenda, el supuesto líder del grupo, dio las gracias “a los que siempre han confiado en mí”