El nuevo bus que no gusta ni arriba ni abajo
El despliegue de la línea V9 provoca rechazo en la Esquerra de l’Eixample y Les Tres Torres
Los cambios en líneas de autobús acostumbran a despertar quejas de algunos vecinos que ven modificadas sus costumbres a la fuerza, pero pocas veces generan tanta unanimidad en la protesta como le ha pasado a la nueva ruta que va del Poble Sec a Sarrià. No gusta ni arriba ni abajo. Los vecinos de l’Esquerra de l’Eixample han recogido más de 4.000 firmas y en Les Tres Torres incluso se atrevieron ayer por la mañana a cortar el paso del autobús para hacer visible su reivindicación.
El problema no es el nuevo autobús, sino lo que se ha perdido por el camino. Ana Simó era usuaria habitual del reemplazado 41 para ir a rehabilitación al hospital Sagrat Cor después de una operación de rodilla. Como ella, muchos pacientes del CAP Manso son derivados al centro sanitario y el 41 era una conexión directa desde el barrio de Sant Antoni. El nuevo V9 en lugar de subir por Calàbria lo hace por Entença, dos calles más allá, y la papresidente rada más cercana al hospital queda en uno de esos puntos negros de la ciudad para el peatón como es el cruce de Entença con la avenida Josep Tarradellas. “¿Si antes llegábamos al hospital y al centro de Barcelona en un autobús por qué ahora tenemos que coger dos?”, se pregunta Simó, que, junto a otras vecinas y con el apoyo de varios comerciantes, han recogido más de 4.000 firmas contra la desaparición del 41. Joan Barreiro, en su tienda Jocs i Joguines, ha visto desfilar todo el argumentario de quejas durante las dos últimas semanas. “Hay mucha gente mayor que no puede permitirse tanto meneo”, resume.
En el otro extremo de la línea tampoco ha gustado nada el despliegue de la V9. Tan poco que ayer se plantaron varios vecinos en la calle Calatrava a primera hora de la mañana para impedir el paso del autobús durante una hora. “La zona central del barrio debe tender a pacificarse, el autobús debe ir por Via Augusta o Ganduxer”, defiende el de la asociación de vecinos, Luis Tusell, que compara el paso del autobús por las calles Calatrava y Anglí como si lo hiciera por Enric Granados.
Además de la polémica V9, ayer también entró en funcionamiento la D50, que va del Paral·lel a Ciutat Meridiana cruzando Barcelona en diagonal. En este caso, los vecinos de Can Baró y el Carmel han mostrado su disconformidad porque ha provocado que la línea 24 en lugar de acabar en el Paral·lel como hasta ahora lo haga en plaza Catalunya.
El director de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Adrià Gomila, defiende que “las nuevas líneas ya se sometieron a un proceso participativo” y se muestra abierto a realizar ajustes si se demuestra necesario. La tercera línea puesta en funcionamiento ayer, la V33, que va del Fòrum Campus Besòs hasta Santa Coloma, es la única que no ha provocado quejas . La red ortogonal se completará en otoño con las último cinco nuevas líneas previstas.