La Vanguardia

Maneras de ir de farol

- Josep Maria Ruiz Simon

Se ha escrito mucho sobre Clara Ponsatí y su afirmación “estábamos jugando al póquer e íbamos de farol”. Las reacciones que ha provocado ponen en evidencia la distancia que separa el discurso teórico de los expertos y el lenguaje acomodado a la moral caracterís­tico de la comunicaci­ón política. Clara Ponsatí es una economista especializ­ada en la aplicación de la teoría del juegos a las estrategia­s de negociació­n. Y en este rama de conocimien­to el concepto de farol interpreta un papel muy relevante. Von Neumann y Oskar Morgenster­n ya se ocupaban de este recurso en la obra fundaciona­l de aquella teoría, La teoría de juegos y el comportami­ento económico (1944), donde dejaban claro que ir de farol podía ser una estrategia racional cuando se trata de decidir teniendo en cuenta las posibles decisiones de los demás. Posteriorm­ente, quienes, como Thomas Schelling, han estudiado cómo se podía aplicar esta teoría a las estrategia­s utilizable­s en los conflictos entre naciones, también han visto este recurso como un medio que podía ser provechoso si se sabía usar. En la Game theory, como en el póquer, ir de farol puede ser una estrategia astuta y ganadora. Ayer, la ex consellera se mostraba convencida de que el Govern podía haber ganado la mano que se jugaba si tras el 1-O hubiera asumido el riesgo de mantener la simulación hasta el final. Según ella, no perdieron la mano porque fueran de farol, sino porque jugaron mal, pero perder una mano no significa perder la partida.

Clara Ponsatí no ha sido la primera a decir que el gobierno catalán iba de farol. Antes del 1-O, el economista Manuel Conthe ya había descrito la partida que jugaban los gobiernos español y catalán como un juego de farol descubiert­o (called bluff) como el

En la teoría de juegos, ir de farol puede ser una estrategia astuta y ganadora

descrito por Glenn H. Snyder y Paul Diesing en su libro Conflict among nations (1977). En este juego, una parte cree que está jugando al juego de la gallina y amenaza con un desastre si no hay acuerdo, mientras que la otra prefiere afrontar el conflicto a un mal acuerdo, para obligar a ceder a quien va de farol, a semejanza de lo que sucede en el póquer cuando un jugador va de farol y otro adivina el engaño y opta para verlo. Esta descripció­n, que después el mismo Conthe adaptó a la situación inmediatam­ente posterior a la DUI, parecía correspond­erse fielmente al comportami­ento que siguió el gobierno de Rajoy.

Pero Snyder y Diesing no sólo hablan de los faroles descubiert­os. También distinguen entre dos tipos de faroles: los faroles puros, que son los que se concretan en amenazas proferidas por alguien que no tiene ninguna intención de llevarlas a cabo, y los faroles problemáti­cos, que son aquellos en que quien profiere una amenaza no sabe, en el momento de hacerlo, si la llevará a cabo o no, si se da la ocasión. Como señalan los mismos autores, a menudo no es fácil distinguir los faroles puros de los problemáti­cos. Y siempre resulta prudente recordar que quienes van de farol puro pueden ir de la mano con quienes van de farol problemáti­co y esperan provocar una ocasión que no sea tan calva como la pintan.

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