“El fútbol me salvó de Obiang y del infierno”
¿Existe el infierno?
Yo estuve allí cinco meses y tres semanas: la cárcel de Black Beach, o Playa Negra, en Malabo (Guinea Ecuatorial). Una de las peores del mundo, según Amnistía Internacional.
¿Por qué lo encerraron?
Me acusaron de falsificación de moneda, pero la policía reconoció que fue un montaje y la Fiscalía retiró los cargos. Soy un dibujante, no un delincuente. La verdadera razón eran mi blog y mis caricaturas contra Teodoro Obiang, sobre todo mi cómic La pesadilla de Obi.
¿Cuál fue su salvavidas?
El fútbol me salvó de Obiang y del infierno. Una de las pocas distracciones de la cárcel es una liguilla de cinco equipos de presos, muchos descalzos o con sandalias. El mío era el Dimbo Dimbo. Las pelotas duraban poco. Se reventaban con los pinchos de los barrotes o con las púas de las alambradas.
¿Cuántos presos hay?
Yo salí el 7 de marzo. Entonces había 750 hombres y ¡nueve mujeres! Todos sin higiene, sin médicos y sin comida, salvo la que nos traían las familias. Hacinados de la mañana a la noche, cuando nos encerraban en los barracones. El de las mujeres se llama Bagdad.
Y, mientras tanto, el mundo pendiente de Rusia...
Me apasiona el fútbol. Pero, con o sin Mundial, no deberíamos olvidar las tragedias que se viven a la vuelta de la esquina. Yo me beneficié de la campaña internacional #FreeNseRamon, pero Black Beach aún es una pesadilla para centenares de personas anónimas.