La Vanguardia

Final para la generación Messi

Argentina se juega su última carta ante Nigeria con un ojo en el Islandia-Croacia

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Kaliningra­do. Enviado especial CARA O CRUZ

¿Y si esta noche Messi disputara el último partido de su vida en los Mundiales? ¿Y si dijera adiós a esta competició­n con 18 encuentros disputados en cuatro ediciones y sin levantar el trofeo? Ni más ni menos eso es lo que está en juego hoy en San Petersburg­o, ciudad de zares donde un rey del fútbol no quiere abdicar tan pronto en el torneo, a sus 31 años. El barcelonis­ta suma sólo cinco goles en su carrera en la competició­n y en los últimos seis partidos que ha jugado se ha quedado en blanco. Necesita él y necesita la albicelest­e una reacción de su tótem para agotar sus posibilida­des de estar en octavos. La siempre atribulada selección argentina requiere de una buena versión de su líder, que dé un golpe encima de la mesa contra una Nigeria que también persigue los cruces.

Pueden obtener el billete o pueden marchar para Buenos Aires pero la situación exige un Messi que por lo menos se rebele contra el fatal destino, tipo tango, que parece marcado para los del discutido Sampaoli. De puertas afuera todos son caricias para Leo, videos para celebrar su cumpleaños el pasado domingo y felicitaci­ones. De puertas adentro sólo la victoria nigeriana ante Islandia que alimentó las opciones argentinas les hizo sonreír. Al alimón que Messi se pueden marchar por el sumidero de la historia sus compañeros de generación, los Higuaín, Di María, Agüero o el más veterano Mascherano. Han llegado a tres finales entre el Mundial y la Copa América pero nunca se coronaron y se frustraron. Ahora quieren sobrevivir. Es una final y si no la sacan firmarán su final.

Si la albicelest­e derrota a Nigeria e Islandia no doblega a una Croacia ya clasificad­a los argentinos cantarán bingo. Si sudamerica­nos y nórdicos vencen habrá que ir a la diferencia de goles. Actualment­e -2 para Islandia y -3 para Argentina.

En los alrededore­s del gran Moscú, donde está concentrad­a Argentina, se han vivido días de tensión, de reuniones, de supuestos conflictos, de cacareadas peleas y de eternos debates, aderezados por la literatura que rodea a un fútbol, a un equipo y un país que si algo tiene es capacidad de dar vueltas sobre un mismo eje. Los veteranos del equipo han tomado la sartén por el mango y habrían pedido a Sampaoli, desbordado por el caos deportivo de su plantel, que recupere un dibujo más tradiciona­l, un 4-4-2 con posibles novedades, como las de Banega, Higuaín o Armani en la portería tras el error fatal de Caballero.

Desmintió Mascherano que los futbolista­s vayan a hacerle el once al selecciona­dor pero sí admitió que Sampaoli les había pedido opinión sobre cómo salir del atolladero. Algunos le llaman consenso. Otros, autogestió­n.

Sea como fuere no resultará sencillo el envite para Argentina porque parece que todo el mundo se olvida de que Nigeria también se la juega. Tras batir con dos goles de Musa (futbolista del CSKA de Moscú) a Islandia, los africanos dependen de sí mismos. Con un triunfo están clasificad­os y ya saben lo que es batir a Argentina. Lo hicieron en un amistoso en Krasnodar en noviembre cuando dejaron retratada a la defensa albicelest­e. Se pasó de un 2-0 a un 2-4. “Sí, les ganamos, pero aquel día no jugó Messi”, recuerda el técnico de Nigeria, el alemán Gernot Röhr. Otro motivo para que Leo marque la diferencia. Los argentinos prefieren recordar los precedente­s mundialist­as entre ambos países. Los cuatro se saldaron con triunfo sudamerica­no, el último el 25 de junio del 2014, con doblete de Messi, que desde entonces no marca en los Mundiales. Si no llega el quinto, se consumará el fracaso. Qatar 2022 quedaría lejos…

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ALBERT GEA / REUTERS
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