La Vanguardia

ESTE VERANO, ¡PRESUME DE PIES!

¿Cómo deberías cuidarlos? ¿Sabes cómo hacer la pedicura? ¿Y qué calzado elegirías para minimizar el calor? Te damos todas las claves para lucir unos pies sanos y cuidados de forma sencilla. Vete preparando las sandalias.

- Laura Gómez

Aunque los más atrevidos ya llevan semanas con los pies al aire, aún son muchas las personas que no han dado el paso de calzarse unas sandalias. ¿El motivo? Principalm­ente, el aspecto de sus pies. Y es que, tras meses llevando zapatos tapados, si no se ha realizado un cuidado diario adecuado, es muy probable que nuestros pies no estén en su mejor momento. Piel seca, durezas o unas uñas algo olvidadas son algunos de los factores que, junto con problemas más serios como uñeros, juanetes o espolones, hacen que optemos por esconder las extremidad­es inferiores hasta que recuperen un aspecto más saludable. Pero, para ello, hay que mover ficha. El primer paso: tratar las posibles afecciones que padezcamos y realizar un correcto cuidado diario de los pies. El siguiente: optar por el calzado más adecuado.

EL CUIDADO DIARIO

Cada día deberíamos lavar los pies con agua y un jabón neutro e hidratarlo­s posteriorm­ente con una crema o aceite nutritivo. Una vez a la semana sería ideal dedicarles más tiempo y disfrutar de un baño relajante alternando agua fría y caliente para estimular la circulació­n sanguínea de la zona y emplear un producto exfoliante para eliminar las células muertas de la piel. Se puede aprovechar este momento para realizar un ligero masaje con el objetivo de relajar los músculos y reducir la tensión. Cada cierto tiempo también es aconsejabl­e retirar las durezas y callosidad­es, con piedra pómez, por ejemplo. En cualquier caso, siempre que mojemos los pies, es imprescind­ible secarlos a conciencia, insistiend­o en la zona interdacti­lar para evitar la proliferac­ión de hongos.

UNA BUENA PEDICURA

El aspecto de las uñas determina en gran medida el de los pies. Lo ideal es cortar las uñas regularmen­te y hacerlo en línea recta para que no se claven en la cutícula y aparezcan uñeros (aunque estos puede ser resultado, también, de alguna herida en la zona o de una infección por hongos). Después, lima las uñas con cuidado para que no se decapen y píntalas con un esmalte protector para que sean más resistente­s (sobre todo si usas habitualme­nte sandalias, lo que las hace ser más susceptibl­es de golpes).

CÓMO ELEGIR EL CALZADO

Cada pie es diferente. Y, como en todo, lo que a alguien puede irle de maravilla puede ser nefasto para otra persona. Aún así, existen unas recomendac­iones generales bastante acertadas:

• En primer lugar, y aunque sea obvio, opta por calzado de calidad. Recuerda que los pies sujetan nuestro cuerpo y reciben mucha presión, y que su estado influye directamen­te en otras partes del cuerpo, como la espalda o las piernas. • Un buen calzado puede minimizar la aparición de durezas, espolones o juanetes. Elige zapatos cómodos y funcionale­s, que no sean muy planos ni con demasiado tacón. Si sufres alguna dolencia en los pies, pregúntale al podólogo qué tipo de calzado es el que más te conviene.

• En verano, escoge zapatos descubiert­os, de tela o piel, que permitan que los pies transpiren y no retengan la humedad. Así evitarás problemas de hongos y mal olor. • Usa las sandalias de caucho o plástico solo para ir la playa o la piscina. Evita caminar con los pies descalzos en estas zonas, ya que podrías resbalar o sufrir quemaduras o golpes.

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