El Supremo de EE.UU. avala a Trump en su veto a algunos musulmanes
El tribunal respalda por 5 votos a 4 el cierre de fronteras a Irán, Siria, Libia, Yemen y Somalia
El poder del presidente de los Estados Unidos es, desde ayer, todavía mayor de lo que se pensaba e incluye la potestad de negar la entrada a los ciudadanos de ciertos países musulmanes por motivos de seguridad nacional sin que se considere que actúe movido por prejuicios.
En un fallo histórico de consecuencias imprevisibles, el Tribunal Supremo avaló ayer el veto migratorio aprobado por Donald Trump apenas una semana después de llegar al poder si bien en una tercera versión, adaptada después de que varios tribunales tumbaran la redacción original porque consideraron que era discriminatoria.
La sentencia recibió cinco votos a favor y cuatro en contra. La dificultad de la decisión ha estado, sobre todo, en separar el fondo del asunto con el caso concreto del actual presidente. Todos los jueces conservadores respaldaron la conclusión del presidente de la Corte, John Roberts, que sostiene que Trump actuó “conforme a la ley” cuando redactó la prohibición de viaje a los nacionales de Irán, Siria, Libia, Yemen y Somalia pese a que antes hubiera proclamado a los cuatro vientos su intención de cerrar las puertas a los musulmanes en general. Los magistrados de corte progresista, en cambio, criticaron que la máxima instancia judicial asumiera “sin críticas” los argumentos sobre razones de seguridad e ignorara que todos sus pronunciamientos previos “apuntan en una sola dirección”, como resaltó Sonia Sotomayor.
“La sentencia es una victoria tremenda para el pueblo estadounidense y la Constitución. El Tribunal Supremo ha ratificado la autoridad del presidente para defender la seguridad de los EE.UU”, celebró Trump. Es “una vindicación profunda después de meses de comentarios histéricos de los medios y los políticos demócratas que se niegan a hacer lo necesario para proteger nuestro país”, añadió. Es la vía por la que él piensa seguir avanzando. Trump ve reforzada así su autoridad para aplicar la política migratoria que prometió en campaña, un aval importante después de que la presión social y política le obligara hace unos días a dar marcha atrás a su política de separación de familias de inmigrantes en la frontera.
La primera versión del veto migratorio provocó un auténtico caos en los aeropuertos de todo el país, que no sabían cómo actuar ante la orden que prohibía la entrada (por trabajo, turismo o estudios) de todos los viajeros procedentes de siete países de mayoría musulmana y dejaba en suspenso el programa para refugiados. Los tribunales la pararon pero tramitó otra que eliminaba a Irak de la lista, retiraba las trabas al asilo y, para sortear el veto de los jueces, lo limitó a personas sin lazos con el país.
Cuando la proclamación presidencial expiró, en septiembre, Trump aprobó una tercera versión que incluía dos países no musulmanes (Corea del Norte y Venezuela) y retiraba a Chad de la lista. El Supremo autorizó su entrada en vigor provisional mientras examinaba la demanda liderada por el estado de Hawái, que alegaba que el veto migratorio estaba motivado por su animosidad hacia la religión musulmana y la Casa Blanca no había justificado bien sus supuestas razones de seguridad nacional.
La sentencia del juez Roberts concluye que la orden fue promulgada “para proteger el interés nacional” y se sustenta por un estudio de varias agencias oficiales. Tiene, asegura, “objetivos legítimos: evitar la entrada de nacionales que no pueden ser debidamente identificados e inducir a otros países a mejorar sus prácticas”, afirma. La orden está por tanto “dentro de la autoridad presidencial y podría haber sido adoptada por cualquier otro presidente”, dice el juez, que limita el resto del caso a “evaluar las acciones de este en particular”.
Aunque es cierto que Trump ha dicho como candidato y presidente
POLARIZACIÓN
El tribunal se divide entre los cinco jueces conservadores y los cuatro progresistas
TRUMP CELEBRA
“El Supremo ratifica la autoridad presidencial para defender la seguridad de EE.UU.”
que planeaba adoptar un “veto musulmán” para proteger las fronteras, Roberts no cree que estas opiniones fueran significativas para la decisión en sí, que ve legalmente “neutra”.
El dictamen niega que el veto migratorio de Trump se pueda equiparar a la decisión del gobierno de Estados Unidos en 1944 de encerrar a sus ciudadanos de origen japonés en campos de detención. Aquel caso estaba basado “sólo en cuestiones de raza”, fue objetivamente contrario a la ley y estaba fuera de la autoridad del presidente, afirma, en contra de los defendido por Sotomayor, entre otros.
El nombramiento del juez conservador Neil Gorsuch para el Supremo, ya en tiempos de Trump después de que los republicanos bloquearan la renovación en tiempos de la Administración Obama, ha sido crucial para sacar adelante esta sentencia y puede serlo de cara a otras pendientes muy divisivas socialmente. El jefe de filas de los conservadores en el Senado Mitch McConnell, responsable de aquellas maniobras, publicó ayer en Twitter la foto de Gorsuch sin comentario alguno.
La sentencia provocó una honda preocupación en los sectores más progresistas de la sociedad estadounidense, muy movilizada desde primera hora para frenar los vetos ‘migratorios’ de Trump. “Esta sentencia pasará a la historia como uno de los grandes fracasos del Tribunal Supremo”, afirmó Omar Jadwat, de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que lamenta que los jueces hayan tragado “los flojos argumentos” del gobierno en lugar de atender a las explicaciones del propio Trump sobre sus motivos.
El veto “institucionaliza la islamofobia bajo la cobertura de la seguridad nacional”, sentenció el alcalde de Nueva York, Bill De Blasio, que advirtió contra el “mensaje de exclusión y división que el Supremo envía al mundo” con esta sentencia. “Pensábamos que los tribunales la revocarían porque no nos hace más seguros y viola los valores americanos pero nos equivocamos”, lamentó ayer la senadora Elizabeth Warren, que en su día protestó en los aeropuertos contra la medida. “Aunque el Tribunal ha dicho que es legal, el pueblo americano sabe que no es correcta y juntos lucharemos contra la discriminación religiosa, la xenofobia y el odio”.