Conversación cordial
El presidente francés mantiene también un encuentro oficioso con el premier Conte
El papa Francisco y el presidente francés, Emmanuel Macron, se reunieron durante casi una hora en el Vaticano, un encuentro muy positivo en el que la sintonía fue evidente en los gestos y las sonrisas.
Una de las señales con las que los vaticanistas leen los encuentros privados del papa Francisco es el tiempo que dedica a sus invitados. La conversación de ayer, según los 57 minutos que el Pontífice dedicó al presidente francés, Emmanuel Macron, fue de alta cordialidad. “Ha sido extremadamente rico”, explicó el mandatario en la embajada francesa ante la Santa Sede. La sintonía fue evidente en los gestos. Francisco recibió a su predecesor, François Hollande, durante 35 minutos, y al presidente de EE.UU., Donald Trump, sólo 30.
Durante ese tiempo el Papa y Macron hablaron de una gran variedad de temas, como las posiciones diplomáticas de Francia en el mundo o el clima, y aclararon algunos “malentendidos” entre la Santa Sede y la república laica. También abordaron la actual cuestión migratoria, sobre la que se decidirá esta semana en una cumbre clave para el futuro de la UE. “No podemos hablar de una crisis migratoria, sino de una crisis política en Europa sobre el tema de la migración”, remarcó el presidente francés, señalando que el número de llegadas a Europa se ha reducido drásticamente desde el pico registrado en el 2015.
“Ha sido una charla libre –contó– en la que se ha abordado cómo responder de la manera más eficaz y humana al drama de la inmigración”. También trató el asunto en un desayuno con el fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi, una asociación católica que ha establecido corredores humanitarios para refugiados.
Macron explicó que compartió con Francisco su planteamiento de que existen dos visiones de Europa, una progresista que busca encontrar soluciones comunes, y otra nacionalista que opta por que cada país afronte de manera individual sus desafíos. El presidente francés negó que hablara directamente con el Papa sobre el nuevo Gobierno italiano, pero sí confirmó que antes de su llegada al Vaticano se vio con el primer ministro de este país, Giuseppe Conte. Esto choca directamente con el protocolo de la Santa Sede, por lo que remarcó que se trató de un encuentro oficioso.
La estancia de Macron en Roma llega cuando las relaciones entre Francia e Italia no pasan por su mejor momento, tras el reciente intercambio de reproches en los últimos rescates de las oenegés en el Mediterráneo. Ni siquiera ayer el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, quiso dejar de atacarle. “La arrogancia francesa ya no está de moda en Italia”, aseguró. “Si para Macron no existe un problema de
Macron remarca que Europa no vive una crisis migratoria, sino una crisis política sobre la inmigración
En la conversación, de 57 minutos, abordaron temas espinosos como el aborto o las uniones homosexuales
inmigración, que se lleve a su casa a los 9.000 inmigrantes a que se comprometió Francia”. En rueda de prensa, el francés aseguró que cuando “algunos” les acusan de “egoístas”, deben recordar que “Francia es el segundo país que más demandantes de asilo acoge”.
El presidente llegó al Vaticano con un convoy de 30 vehículos y acompañado por su esposa, Brigitte Macron. El Papa agradeció especialmente el obsequio de una edición de 1949 en italiano de Diario de un cura rural, del escritor católico Georges Bernanos. La conversación fue de “naturaleza filosófica práctica, más que metafísica”, explicó. Incluso abordaron temas complicados para el Vaticano, como el aborto, las uniones homosexuales o la reproducción asistida, y aseguró que de alguna manera la reunión le ha cambiado personalmente. “He tenido delante de mí a una persona que no buscaba una relación de fuerza. Esto es muy raro en la vida diplomática”, dijo.
El presidente de la República recibió el título de canónigo de honor de la basílica romana de San Juan de Letrán, una distinción reservada a los jefes de Estado franceses desde Enrique IV. En Francia se ha entendido este acercamiento al Vaticano como un gesto al electorado católico, tradicionalmente próximo a una derecha cada vez más descompuesta. Macron lo negó. “El laicismo francés no es una lucha contra la religión –añadió–, es la ley de la libertad sobre creer o no creer.