Torra incluye el derecho a la autodeterminación en la reunión con Sánchez
El Govern prepara la cita sin renunciar a la unilateralidad
El derecho a la autodeterminación, junto a “los presos políticos, el exilio, la represión y otras cuestiones que afectan a la regresión democrática y los derechos civiles, como la presencia del franquismo en el espacio político y civil del Estado español”, son los puntos que figuran en la propuesta de orden del día de la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra que el Govern ha hecho llegar a la ministra de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet. “Todo gira alrededor de lo que entendemos que es el tema principal, y obviar este tema principal no sería la manera más provechosa de comenzar a entablar una nueva relación”, justificó ayer la consellera de Presidència, Elsa Artadi, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consell Executiu.
El Govern prepara el encuentro del próximo 9 de julio en la Moncloa con la idea de que lo que no puede pretender el presidente español es que los catalanes “se olviden del 1-O” y “abandonen el derecho a la autodeterminación”, y por este motivo insiste en que el diálogo que establezca con el presidente de la Generalitat no debe tener límites ni condiciones. “No vamos a negociar los 45 puntos que planteó el president Puigdemont, los recordaremos, pero esto son incumplimientos del Gobierno español que se tienen que resolver”, advirtió Artadi, que precisó que si bien es cierto que “el nuevo Govern apuesta por el diálogo y la negociación”, no lo es menos que lo hace “sin excluir ninguna vía”. Es decir, formalmente no renuncia a nada, ni tan siquiera a la unilateralidad, lo cual no significa que en estos momentos la promueva.
Más bien al contrario. El gabinete de Torra está centrado en sus primeros compases en recuperarse de las consecuencias de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y por esta razón en cada una de sus reuniones adopta medidas en esta dirección. La de ayer no fue una excepción, sobre todo con diversos nombramientos. Entre ellos destaca el del llamado comisionado del 155 –oficialmente es el comisionado para el despliegue del autogobierno–, que ejercerá Pau Villòria, con amplia experiencia en la Generalitat como secretario general de Cultura, Territori y Empresa y jefe de gabinete de Salut, y cuya misión será analizar el impacto de la intervención de la autonomía y proponer un plan de choque para revertirlo. Y también especialmente significativa es la restitución de Ferran Mascarell como delegado en Madrid, después de ser destituido igualmente por el 155.
En el capítulo de la proyección internacional, el Govern nombró a la exconsellera de Agricultura, Meritxell Serret, delegada en Bruselas –donde reside–, a pesar de estar encausada por el 1-O, y el conseller de Acció Exterior, Ernest Maragall, defendió la idoneidad de la designación como una decisión “no de acogida, sino de responsabilidad”. Y aprobó asimismo la reapertura de las primeras seis embajadas cerradas en virtud del 155 –Reino Unido e Irlanda, Alemania, Italia, Suiza, Francia y EE.UU.– y la restitución de los delegados en Reino Unido e Irlanda (Sergi Marcén), Alemania (Marie Kapretz), Italia (Luca Bellizzi) y Suiza (Manuel Manonelles). Los puestos de Francia y EE.UU. serán cubiertos en breve, mientras la delegación en los países nórdicos –aún pendiente de ser reabierta– se reubicará en Estocolmo y esta vez la encabezará Martí Anglada, hasta el 155 en París.
Entre el resto de nombramientos sobresalen el de Albert Civit como director del Incasòl en Territori y el de Fabian Mohedano como presidente del Consell Català de Formació Professional en Ensenyament.
Mascarell vuelve a ser nombrado delegado en Madrid y Villòria se hace cargo del comisionado del 155