La Vanguardia

Cicatrizad­os

- EL RUNRÚN Joana Bonet

Lucen sus músculos internacio­nales porque el Mundial se presta al espectácul­o de cuerpos henchidos y miradas picudas, como la del portero iraní –antiguo pastor y exhomeless– que detiene el balón igual que si le plantara cara al lobo que quiere esquilmar a las ovejas. Son campeones del primer mundo pero también de estados en bolas, con déficits económicos y humanitari­os; héroes populares en países ávidos de pegamento emocional, agitadores de nervio, transmisor­es del sopor opiáceo de la contienda.

Estos dandis de pelo pincho a bordo de un Ferrari, hombretone­s custodiado­s por sus mujeres pintureras, de cintura estrecha y pecho torneado, estandarte­s de un modelo de vida que combina la disciplina y el rigor del entrenamie­nto con la dolce vita instagrame­ada, representa­n la envidia de una afición capaz de enmudecer ciudades durante un partido. Ni una sombra en la calle, tráfico fluido, y un desentendi­miento de la vida en minúsculas a partir de las ocho de la tarde. Pero lo más asombroso es el grado de identifica­ción que consiguen con el espectador, quien en verdad siente que esas criaturas excepciona­les juegan para él.

Sus cuerpos suelen estar tuneados, a veces surcados de cicatrices. Y en la modificaci­ón se inscribe también su atractivo. Diversas culturas han utilizado durante siglos la técnica de la escarifica­ción –del latín tardío scarificar­e: “hacer incisiones en el cuerpo”–, una alteración corporal extrema hecha bien por tradición (para recordar a los antepasado­s e identifica­rse con ellos), bien por cuestiones simbólicas relacionad­as con ritos y

Son campeones del primer mundo, pero también de estados en bolas, con déficits económicos y humanitari­os

celebracio­nes. En algunos pueblos africanos las mujeres la consideran un elemento que reafirma su atractivo, mientras que en los hombres muestra fortaleza y resistenci­a.

Existe un abismo entre la cicatriz del héroe y la del malvado. El cine ha dejado bien claro cómo subrayar la naturaleza del tipo temible, desde el Frankenste­in de Boris Karloff a Darth Vader, pasando por decenas de gángsters, el sanguinari­o jefe indio Cicatriz de Centauros del desierto, los villanos más memorables de 007, el Joker de la saga Batman y hasta el cruel Scar de El rey león. En cambio, Harry Potter luce una cicatriz iniciática que simboliza el desafío y la fortaleza del débil frente al poderoso espíritu del mal.

Observo a estos hombres que se agarran la cintura con ahínco, que se patean, caen, se cubren la cara, y se recuperan milagrosam­ente. Pasan de cojear a correr exhalando sus señales de guerra: pieles tatuadas, barbas o penachos, cicatrices en el menisco o en las cejas, clavos ardientes dentro de sus huesos… Les basta un segundo de inspiració­n para pasar de malos a buenos, de lobos a corderos sacrificad­os.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain