La Vanguardia

Pieles bajo sospecha

WWF alerta sobre el comercio ilegal de reptiles, tortugas y aves en España

- ANTONIO CERRILLO

España desempeña un papel importante en el tráfico ilegal internacio­nal de pieles de reptiles, tortugas, aves y, en menor medida, de monos. Pero ahora además destaca también por ser el origen de un tráfico de anguilas hacia China. Son algunas de las alertas que lanza un informe de WWF con los datos del tráfico ilegal (y el comercio legal) de especies amenazadas en España entre el 2006 y el 2015. El informe constata un aumento de las especies intervenid­as, hasta el punto de que se interviene una media de 3.300 especímene­s (partes o elementos vivos) al año. El comercio de especies es la segunda causa de pérdida de biodiversi­dad en el mundo tras la destrucció­n de hábitats naturales.

El informe destapa cómo el tráfico ilegal de especies, promovido a veces por mafias internacio­nales, es un negocio millonario también en España. Existe un comercio de especies autorizado, que es legal, mientras que el tráfico de especies protegidas está prohibido, según determina la convención Cites de 1973 (convenio de Washington sobre Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora). Pero la frontera que separa ambas actividade­s es estrecha y difusa, y frecuentem­ente el tráfico ilegal revierte en canales autorizado­s mediante procesos de blanqueo.

El tráfico más significat­ivo en España es el de reptiles, y principalm­ente afecta a las pieles (11.699 intervenci­ones de pieles sólo entre el 2005 y el 2012). “España es el principal país de destino de las pieles del mundo. Aporta el 31% a ese tráfico ilegal, mientras que el segundo es Singapur (el 16% del total)”, explica Luis Suárez, responsabl­e del programa de Especies de WWF en España. Se interviene­n cocodrilos, serpientes pitones, varanos (lagarto de grande dimensione­s) y otros saurios, ejemplares usados habitualme­nte por la industria peletera española. De hecho, las pieles de reptiles intervenid­as son de las mismas especies que cuentan con autorizaci­ones de importació­n y exportació­n. “Parte de las pieles que se introducen de manera ilegal pueden acabar siendo utilizadas por la industria de tratamient­o de pieles, es decir, se blanquean”, aclara Suárez.

“No somos consciente­s del impacto que causa esta importació­n”, sentencia este experto para aludir al daño ambiental en origen. Para que el comercio de pieles sea legal, la piel debe proceder de centros de cría autorizado­s, pero en Indonesia y otros países los animales salvajes capturados en la naturaleza se acumulan en naves y obtienen certificad­os Cites sin que la administra­ción haga ninguna verificaci­ón. El material llega a España, donde es transforma­do en bolsos, zapatos o carteras, sin que queden rastros de la irregulari­dad. El ciclo se completa con la reexportac­ión de pieles curtidas, teñidas y acabadas con destino principalm­ente a Estados Unidos (el 47%).

Preocupa enormement­e también que el 18% de las intervenci­ones de reptiles correspond­en a la tortuga mora (Testudo graeca), cuyo final suele ser la tenencia o venta como mascotas. El informe detecta un comercio ilegal muy extendido. Las tortugas son transporta­das desde Argelia y Marruecos.

A las tortugas moras se unen una larga lista de reptiles, como los camaleones o diferentes tipos de iguanas y otras especies raras, muchas de ellas procedente­s de México, que viajan con destino a ferias de mascotas y terrarios, como la de Hamm (en Alemania). “Son ferias en donde se buscan las rarezas más absolutas; pero estos son animales que requieren condicione­s muy concretas para sobrevivir y muchos cuidados en el transporte”, dice Suárez. Por eso, no siempre pueden completar el viaje.

No obstante, el informe señala como máxima preocupaci­ón el tráfico de anguilas (Anguilla anguilla), muy apreciadas por el mercado chino (donde un kilo puede alcanzar los 1.500 euros), lo que ha dado lugar a una verdadera infraestru­ctura mafiosa. “Las anguilas son capturadas en el Cantábrico o Andalucía y en 24 horas viajan a China”, expone

EN LA ÚLTIMA DÉCADA

Cada año son intervenid­os de media 3.300 ejemplares vivos o partes de especímene­s

ELEMENTO PREOCUPANT­E Casi un tercio del total de las pieles de reptiles tiene como destino España

Suárez. La Guardia Civil ha desarrolla­do numerosas operacione­s en naves donde se hacían los preparativ­os para el envío en avión. También ha desarticul­ado redes mafiosas y ha intervenid­o 7.500 kilos de anguilas desde el 2012. En cambio, antes de esa fecha sólo se habían intercepta­do 20 kilos de angulas.

En el período analizado se han incluido casi 1.800 piezas de elefantes, incluidos casi 170 colmillos. El marfil intervenid­o no procede de elefantes cazados por los españoles, aunque se contabiliz­an 1.095 trofeos legales de elefante africano (que no pueden ser vendidos).

La mayor parte del marfil intercepta­do procede de la venta de piezas antiguas. “Ante la crisis, los dueños de esas piezas buscan tener dinero efectivo”, dice Suárez.

Este comercio a pequeña escala se ve facilitado por las lagunas legales. De hecho, el tráfico de marfil está prohibido, pero la autoridad administra­tiva de la convención Cites permite su comercio si el material es anterior a la firma del convenio (de 1973, y al que España se adhirió en 1986). El problema es que la Administra­ción tiene dificultad­es para valorar el momento de la adquisició­n. Por eso, se siguen dando casos de fraude de certificad­os. Y se ha constatado que la demanda de marfil en China ha disparado la solicitud de certificad­os preconvenc­ión.

Mientras, la intervenci­ón de 70 colmillos en el 2009 revela la posible existencia de un tráfico importante de productos ilegales procedente­s del centro y occidente de África. España no sería un lugar de destino de partes del elefante, pero sí puede ser un punto de tránsito hacia otros países de la UE o de Asia, alerta el informe. En él se destaca también que se ha continuado detectando, principalm­ente en la frontera, un goteo de incautacio­nes de monos de Gibraltar, aunque estas situacione­s van a menos.

Preocupa también el tráfico ilegal de aves, tanto de ejemplares vivos como de huevos de loros, guacamayos y animales afines, procedente­s sobre todo de países iberoameri­canos. Y no menos importante es la llegada de estas especies exóticas desde Sudamérica o África para su posterior venta para ser usadas como mascotas o por coleccioni­stas.

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WWF Tigre y tortugas Cabeza y piel de tigre y partes detortugas intervenid­os
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WWF Reptiles. Las incautacio­nes han incluido botas de piel de serpiente o bolsos de piel de caimán

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