“Las series cubren el hueco de los que se sienten abandonados por el cine”
Elegido el pasado 9 de junio nuevo presidente de la Academia del Cine, Mariano Barroso (San Just Desvern, 1959), director de Éxtasis (1995), Los lobos de Washington (1999) y Todas las mujeres (2013), es noticia estos días por el estreno de su primera serie televisiva. El día de mañana
(Movistar+) es la adaptación de la novela de Ignacio Martínez de Pisón que retrata la Barcelona del tardofranquismo y de los inicios de la transición a través de unos personajes en busca de su identidad, entre ellos, un buscavidas, una aspirante a actriz y un policía de la brigada político-social.
¿Qué reflexión le merece estar hablando de una serie de televisión pocos días después de ser elegido presidente de la Academia del Cine?
Es una contradicción interesante que pone de manifiesto que nos encontramos en medio de un debate, que precisamente ha lanzado la Academia, en el sentido de que hay que encontrar un encaje de todas estas series que se ruedan ahora y que están propiciando una nueva forma de consumir la ficción y una nueva forma de producción, que nos afecta como colectivo porque está moviendo mucho el mercado de trabajo.
¿Cuáles serán sus primeros pasos como nuevo presidente?
Continuar lo ya iniciado con Yvonne Blake –anterior presidenta a quien Barroso sustituyó en funciones por enfermedad–, que es intentar conseguir que la Academia sea la casa de toda la gente del cine y de toda España, de todos los cineastas, cinéfilos y estudiantes. Somos un colectivo muy disperso y tenemos la posibilidad de disponer de un lugar de referencia que sea una institución de vanguardia proactiva a la hora de generar actividad.
¿Teme que las series acaben comiéndose el cine?
No. Lo que ocurre es que muchos espectadores de cine se sentían abandonados porque desde hace tiempo las grandes producciones se dirigen a un público muy joven. Las series han cubierto un hueco para esos espectadores activos, más adultos, que no encontraba su sitio. Este nuevo espectador televisivo no es el tradicional de las cadenas generalistas que ven lo que les echan, sino que está dispuesto a pagar por ver el contenido que quiere. En ese sentido es un espectador activo tan válido como el del cine.
Vayamos a El día de mañana.
¿Por qué quiso adaptar la novela?
Fue una propuesta del productor Fernando Bovaira que tenía un acuerdo con Movistar+. Conocía la literatura de Ignacio Martínez de Pisón y me gustaba mucho, sobre todo porque crea personajes de carne y hueso. Esta novela era un reto interesante por su estructura polifónica, con muchas voces hablando sobre un personaje y un misterio: ¿Quién es Justo Gil? Y era un material que se adaptaba mejor a una serie de televisión que a un largometraje.
¿Y quién es Justo Gil?
Esa pregunta es uno de los aspectos más interesantes de la serie. Me atrapaba mucho en el sentido de que desentrañar a esa persona ya genera una tensión durante toda la ficción. Y pasa algo muy reconocible para todos y es que todas las personas que se relacionan con nosotros nos ven de forma diferente. Para algunos, Justo Gil era un miserable, para otros un tipo fantástico, o alguien que le salvó la vida, o un asesino, o una rata... Todas esas capas darán como resultado un dibujo que se puede acercar a una verdad.
¿Qué papel tiene el franquismo en esta historia?
El final del franquismo y el principio de la transición son el telón de fondo que, sin ser protagonista, sí influye decisivamente en las vidas de los protagonistas. Se ha hecho muy poca ficción sobre esa época y ninguna desde la perspectiva que nos da el tiempo. Parece que todo aquello era de una cierta manera en la creencia colectiva y lo que hemos intentado es contarlo desde las vidas de unas personas que les tocó vivir aquello como quién sufre el clima, que es el que es, y tu te adaptas al frío o al calor, lo que toque.
En la serie se ven malos tratos en la comisaría de Via Laietana, persecución de quienes distribuían octavillas peligrosas, la influencia de los contactos para acabar triunfando...
Venimos de esa realidad y sin solución de continuidad hemos llegado a lo que somos ahora. No ha habido una ruptura. Creo que esa época explica muchas cosas de nuestro presente.
“Cuando soñamos imposibles” es el lema de la serie. ¿Qué sueños son?
Los principales protagonistas, Justo (Oriol Pla), Carme (Aura Garrido) y Mateo (Jesús Carroza), tienen en común que son huérfanos y que con veintipocos años están buscando su identidad sin ser conscientes de ello. Cada uno tiene sus sueños y aunque la realidad es hostil y sombría, para ellos Barcelona está llena de posibilidades. Es la ciudad de los sueños aunque no saben que son imposibles.
A Justo Gil le da vida Oriol Pla. ¿Es el gran descubrimiento de la serie?
Es un actor estratosférico, una fuerza de la naturaleza. Me recuerda a grandes actores con los que he trabajado como Eduard Fernández y Javier Bardem. Tiene mucha personalidad y es muy flexible, capaz de dar lo más oscuro y lo más luminoso de un personaje. Es difícil encontrar un actor con esa energía y pasión.