Cita en Barcelona
Los bailarines cubanos José Manuel Carreño y su hermano Joel recalan juntos por primera vez en Barcelona, en el Teatre Tívoli
Un clásico siempre es un clásico. Con esa sencilla sentencia cruyffiana abre la presentación José Manuel Carreño, director del Ballet de Monterrey –compañía completamente privada– desde el 2016. Junto a su hermano Joel, primer bailarín del Ballet Nacional de Noruega desde el año 2010, dos de los más grandes representantes de la escuela cubana de ballet clásico estarán juntos por primera vez en Barcelona. Un ballet, dicen, con alma latina.
José Manuel Carreño, que fue bailarín principal del English National Ballet, del Ballet Nacional de Cuba, del Royal Ballet y del American Ballet, es desde el año 2016 director artístico del Ballet de Monterrey. La suma de calidad, carisma y energía le ha devuelto el merecido reconocimiento. La última vez que estuvo sobre un escenario español, recuerda desde esta sala del Teatre Tívoli, bailó junto a Tamara Rojo.
“Llevo año y medio en la compañía –explica José Manuel Carreño– y desde que llegué mi objetivo fue reconvertir su condición de ballet contemporáneo y dedicarnos más especialmente a los clásicos”. De ahí la elección de sus últimos títulos.
Para Carreño, volver a los clásicos es una opción segura. “Me atrevería a decir que todavía gusta más que lo contemporáneo”. Y añade que él, formado desde los fundamentos clásicos, empezó en el ballet de Monterrey con El Fantasma de la Ópera y, ante el éxito de público, tuvieron que añadir más funciones.
De los cuarenta bailarines del ballet de Monterrey, una decena son cubanos pero la mayoría mexicanos. “Nosotros añadimos ese punto latino –explica una de sus primeras bailarinas– porque somos muy pasionales. Se puede presentar un Lago de los Cisnes de mil modos, al estilo ruso o cualquier otro, y todas esas versiones pueden ser de calidad pero es cierto que nuestra manera de ser y de bailar nos lleva por el camino de la pasión”.
Su compañía se ha convertido en la embajadora de la danza. El Ballet de Monterrey, compañía privada que cumple ahora 28 años de funcionamiento, trae el temperamento mexicano al Tívoli barcelonés, del 27 de junio al 1 de julio con El lago de los cisnes y del 4 al 8 de julio con La bayadera.
Cabe destacar la presencia de los primeros bailarines de la compañía: Ernesto Mejica, Junna Ige, Jonhal Fernández, Olivia Quintana, Lissi Baez y Valeria Alavez.
Otra de las constantes experimentales por las que ha apostado José Manuel Carreño es la de adecuar los tiempos a cada espectáculo. “La Bayadera se concibió como una pieza en tres actos. Pero tantos años trabajando en Nueva York y en otros escenarios me enseñó que una obra tan larga se hace realmente estresante”, explica el bailarín. Por eso en esta ocasión presenta La Bayadera confeccionada en dos actos. En cuanto a la versión de El lago de los cisnes, durará una hora y cuarenta y cinco minutos más el descanso.
Carreño, nacido en Cuba de una familia amante de la danza clásica, comenzó su formación con apenas diez años. Empezó sus estudios con Alicia Alonso, Lázaro Carreño y Loipa Araujo. Ganó la prestigiosa medalla de Oro en el New York International Ballet Competition y más tarde el Grand Prix, entre otros reconocidos galardones. Su talento le catapultó hasta los mejores escenarios del mundo y pudo trabajar con algunos de los más grandes coreógrafos. El bailarín reconoce que ha aportado al ballet de Monterrey un nuevo sello. “Sueño con formar una compañía clásica, linda, internacional y en nuestros programas siempre estará España, la madre patria”, concluye el bailarín.
A su lado, Joel Carreño (hace dieciocho años debutó en este mismo espacio) recordaba el tiempo en que admiró a su hermano desde la distancia. Se siente emocionado de subir por primera vez a un escenario junto a él. “Para mí es una experiencia inolvidable. Lo vengo siguiendo desde que tengo uso de razón y me encantaría repetir la experiencia y seguir colaborando juntos. Estuvimos mucho tiempo sin vernos, apenas una vez al año, pero yo devoraba sus vídeos. Lo que haremos ahora, un proyecto juntos, lo deseaba yo desde que me gradué”.
“Diría que lo clásico todavía gusta más que lo contemporáneo”, dice José Manuel