Un país “gravemente ileso”
El partido de México de hoy y las elecciones del domingo, analizadas por Juan Villoro
La conversación comienza y termina con la cuadratura del círculo, con el oxímoron perfecto. “Gravemente ileso”, dice el perfil de WhatsApp del escritor mexicano Juan Villoro, una de las voces más respetadas de América y quizá la única que pueda llenar el vacío que dejó Octavio Paz. El “gravemente ileso”, explica, refleja mejor la situación general del país que la de la selección.
México celebra elecciones federales el domingo. Cuatro días antes, en Yekaterimburgo, el equipo nacional se enfrenta como líder del grupo F a Suecia. El escritor ve con más optimismo la cita deportiva que la política porque “el fútbol existe para esperar milagros”. Y los milagros rara vez se dan en la política. “Mi país “es gatopardista, es decir, experto en que todo siga igual, aunque parezca que haya cambios”.
“Todos creían que México no podría ganar a Alemania, la vigente campeona y conquistadora cuatro veces del título. Y ganamos, aunque el gol de Hirving Lozano no provocó un seísmo, como ha publicado la prensa en todo el mundo. La victoria ante Corea, que también se produjo, era más previsible. Nadie sabe qué pasará hoy, pero si primero tuvimos que esperar un milagro ahora estamos autorizados a soñar”.
Juan Villoro verá el partido en su piso del DF, con su familia, algunos amigos (“pocos, porque en México serán las 9 de la mañana”) y las dos mascotas de la casa: un gigantesco perro de montaña de los Pirineos y el verdadero dueño de la vivienda, el gato Capuchino, “que nos controla a todos y nos permite vivir con él”.
No podrá disfrutar mucho de la velada, porque apenas una hora después del pitido final tendrá que enviar una crónica para el diario Reforma. “Nosotros, los periodistas, también sentimos la presión, aunque no tanto como los porteros en el área pequeña”.
Él y uno de sus mejores amigos, el argentino Martín Caparrós, intentaron repetir la experiencia del Mundial de Sudáfrica, cuando publicaron su epistolario sobre el campeonato en forma de libro, Ida y vuelta: una correspondencia sobre fútbol (Seix Barral). Pero sus respectivos compromisos se lo han impedido. Tanto uno como otro hablan sin complejos sobre su pasión por el fútbol. El mexicano elogia a predecesores que rompieron prejuicios, como Eduardo Galeano y Manuel Vázquez Montalbán, “intelectuales que nos allanaron el camino a quienes vinimos luego para hablar de algo muy importante: cómo se entretiene la sorprendente especie humana”.
Entre las 9 y las 11 de la mañana de este miércoles, hora local, México se entretendrá ante la tele, esperando una nueva victoria. La selección nunca ha pasado de cuartos en sus citas mundialistas, lo que no impide que los seguidores del Tri –la Tri es la selección de Ecuador– sean unos aficionados fieles. Las camisetas del equipo nacional están siempre entre las más vendidas y más de 25.000 mexicanos han viajado a Rusia.
El fútbol ha deparado novelas excelentes. Él cita tres: Fiebre en las gradas, de Nick Hornby; Espècies protegides, de Ferran Torrent; y Soñé que la nieve ardía ,de Antonio Skármeta. Pero “una narrativa tan rica, tan historiada y tan barroca como el fútbol, con sus personajes, mitologías, ilusiones, expectativas y viejas rencillas, es un terreno más favorable para el cuento y la crónica que para la novela, algo que entendió muy bien Vázquez Montalbán”.
Deporte, literatura, política... Una charla puede ser una conferencia, si al otro lado del teléfono está Juan Villoro. Tiene raíces de la Franja (“mi familia procede de un pueblo con 300 habitantes, 200 de los cuales se apellidan Villoro, La Portellada, en el Matarraña”). “México –denuncia– está en buena medida roto y entregado al crimen organizado”. Por eso ve con tanto escepticismo las elecciones. “Es ilusorio creer que todo cambiará de inmediato con las cuotas de violencia y corrupción que tenemos. Todos los cambios serán cosméticos”, dice antes de reflexionar sobre el oxímoron definitivo: el Partido Revolucionario Institucional.