Colorear Nueva York
Foto Colectania dedica una espléndida muestra al norteamericano Saul Leiter, pionero de la fotografía en color
Foto Colectania ofrecerá este verano su espacio a las imágenes de Saul Leiter, pionero de la fotografía en color en Nueva York, ciudad que retrató con los ojos del pintor que nunca consiguió llegar a ser.
Me gusta cuando uno no está seguro de lo que ve. Cuando no sabemos por qué el fotógrafo tomó una foto y cuando no sabemos por qué la estamos mirando, pero de repente descubrimos algo...”, decía Saul Leiter (19232013), fotógrafo cuyas instantáneas de Nueva York parecen las visiones fugaces de un flâneur misterioso y contemplativo: extrañamente íntimas y pausadas, pero en cuyo interior late el ritmo y la vida de la calle. Pionero de la fotografía en color en un momento en el que el color era considerado por sus colegas (Weegee, Diane Arbus, Richard Avedon...) poco menos que una vulgaridad, apenas necesitó moverse de un radio de dos manzanas alrededor del apartamento del East Village donde vivía para extraer de las calles de Manhattan una paleta de sensaciones cromáticas y transformar lo cotidiano en delicadas abstracciones geométricas.
Saul Leiter murió en el 2013, con 89 años, “indiferente” ante la renovada atención de la que estaba siendo objeto tras años de olvido, rodeado de cajas apiladas repletas de acuarelas (su primer impulso fue el de ser pintor, y ese instinto no le abandonó nunca), diapositivas y negativos, centenares de carretes que aún no ha sido revelados. “Tenía la esperanza de ser olvidado, aspiro a no ser importante”, dejaba caer en el documental In no great hurry. 13 lessons in life with Saul Leiter, rodado por el realizador británico Tomas Leach en el año 2012. Pero lo cierto es que su fama no ha dejado de crecer, gracias en parte a la labor de la fundación que lleva su nombre y de cuyos fondos se nutre la espléndida exposición que le dedica Foto Colectania (hasta el 21 de octubre).
Saul Leiter: In search of beauty, la muestra comisariada por Roger Szmulewicz, reúne algunas de sus imágenes icónicas (Red Umbrella, la ciudad nevada sorprendida por el rojo cereza del paraguas que lleva un transeúnte invisible; Through boards, una escena callejera enigmática y que se adivina repleta de vida pero que desde la distancia se confunde con un Rotkho...), pero también sus trabajos profesionales para revistas como Elle y Harper’s Bazaar ,y sus retratos y desnudos femeninos en blanco y negro, publicados en In my room.
“Las tomó durante los años cincuenta y sesenta, al mismo tiempo que deambulaba por las calles de Nueva York, siempre en la intimidad de su estudio, sin intención de mostrarlas”, dice Michael Parillo, de la Fundación Saul Leiter. El fotógrafo retrata a sus amigas, a su compañera de toda la vida Soames Bantry, también artista. El ambiente es relajado, de proximidad. “Aquí el fotógrafo y las mujeres están totalmente en un plano de igualdad. Y en todo caso si alguien está sometido en ese momento es Leiter”, añade Parillo. Y entre aquel desorden de cajas, negativos, copias, cartones pintados, cuadros, diapositivas (“hacía fotos simplemente para proyectarlas sobre la pared para sus amigos”, desvela el comisario) aún se produjo otro hallazgo extraordinario. Una colección de esos mismos desnudos de repente pintados, tarea a la que dedicó largos años y en la que, según Margit Erb, directora de la fundación, encontró algo de luz en unos años oscuros, sumido en una depresión tras el cierre, en 1981, de su estudio comercial en la Quinta Avenida.
A Leiter, que antes de ser fotógrafo quiso ser pintor y estudió para rabino, nunca estuvo inmerso en la auto admiración tal vez eso explique el desfase abismal entre la calidad de su obra y su falta de reconocimiento popular. “No tengo talento para el narcisismo”, decía.
En sus desnudos, modelo y fotógrafo están en un plano de igualdad: “Si alguien está sometido es él”