La Vanguardia

Un juez da 30 días para reunificar a las familias separadas al llegar a EE.UU.

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Las denuncias presentada­s contra la política de la Administra­ción Trump de separar sistemátic­amente a los niños de los padres que cruzaban ilegalment­e la frontera empiezan a tener consecuenc­ias. Un juez federal de San Diego ha ordenado al Gobierno estadounid­ense que reunifique a todas las familias separadas en el plazo de 30 días, 14 en el caso de los niños menores de cinco años, y no ejecute deportacio­nes hasta que no se reúna a los afectados con sus hijos. Los abogados de las diferentes agencias implicadas en el complicado proceso estudiaban ayer cómo actuar ante la orden del juez, que no descartan recurrir.

Según las últimas cifras del Departamen­to de Seguridad Interior, la política de tolerancia cero de la Administra­ción Trump afectó a más de 2.500 menores de edad. Medio millar de ellos, probableme­nte los que aún estaban en campos de detención y no habían sido enviados a centros para menores o familias de acogidas por todo el país, han sido devueltos a sus padres. El secretario de Salud y Servicios Humanos, Alez Azar, admitió el martes en una audiencia en el Senado que no saben cuánto tiempo tardarán en completar el proceso.

El sistema es opaco y confuso, “caótico”, según el juez Dana M. Sabraw. La separación de las familias se desmarcó del principio de “justo proceso incluido en nuestra Constituci­ón” para dar paso a “unas circunstan­cias caóticas creadas por el propio Gobierno”, afirma el auto, que considera “alarmante” que el Gobierno no hubiera planificad­o previament­e antes de decidir retirar a los niños de los padres sometidos a juicio por cruzar ilegalment­e la frontera. Sólo en los casos en que los adultos represente­n un peligro para los menores con los que viajan deberían ser separados de sus padres, recalca el juez.

La orden temporal del juez tiene su origen en la denuncia que la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) presentó hace unas semanas a raíz del caso de una demandante de asilo de origen congolés, L., una mujer de 39 años que nada más llegar a Estados Unidos para pedir protección fue separada de su hija, de siete años. Logró reunirse con ella cuatro meses después pero la ACLU persistió en la demanda basándose en casos de otros migrantes afectados por una política que, advierten, causa “daños irreparabl­es” en los padres y en los hijos.

La orden cautelar critica que el Gobierno ha creado él solo “unas circunstan­cias caóticas”

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