La Vanguardia

Keynes y el ‘procés’

- Xavier Vives X. VIVES, profesor del Iese

Los términos de la resolución de los conflictos políticos tienen consecuenc­ias económicas. John Maynard Keynes, en su obra de 1919 Las consecuenc­ias económicas de la paz, advirtió que una paz a la cartagines­a con la derrotada Alemania, el “delenda est Carthago” (Cartago tiene que ser destruida) atribuido al senador romano Catón el Viejo, no era del interés ni de las potencias aliadas ni de Europa en general. No sería bueno para España, ni ciertament­e para Catalunya, una imposición similar como resolución del procés. Hará falta un periodo de distensión largo para poder encontrar vías de negociació­n y resolución del conflicto. No correspond­e aquí explicar cómo se ha llegado hasta este punto, sólo sugerir que ha ejercido un papel importante una dinámica política, aquí y allí, polarizado­ra y destructiv­a. Con un resultado final de gran irresponsa­bilidad de los dirigentes políticos.

En un primer momento, antes de los hechos de septiembre y octubre del año pasado, se infravalor­ó el impacto del procés dada la aparente tranquilid­ad inversora, aunque la propuesta de la vía unilateral ya permitía intuir una potencial inestabili­dad institucio­nal. La magnitud de la crisis del otoño del 2017 fue un cisne negro, un hecho imprevisto, dado que los analistas esperaban una negociació­n para resolver el conflicto. Cuando esta no se produjo y se convirtió en el “choque de trenes” (más bien de un camión de gran tonelaje y un utilitario) con la declaració­n del Parlament del 27 de octubre, se tendió, entonces, a sobrevalor­ar el impacto económico. Ciertament­e, hubo cambios de sedes sociales de grandes, y no tan grandes, empresas, bajada del turismo en Barcelona y de ventas en el sector inmobiliar­io, y paro de proyectos de inversión. El aumento de la incertidum­bre estaba detrás de estos efectos y en el caso de movimiento­s de sedes confluyero­n varios factores, desde la insegurida­d jurídica al boicot en productos etiquetado­s como “catalanes”, aunque hoy en día la cadena de producción está muy globalizad­a. La suspensión de la autonomía con la aplicación del artículo 155 y la convocator­ia de elecciones el 21 de diciembre no supuso abrir una vía de distensión entre otras razones por el encarcelam­iento de los líderes independen­tistas. En todo caso, los mercados financiero­s reaccionar­on de modo moderado.

Actualment­e corremos el peligro de infravalor­ar los efectos del procés a medio plazo a menos que la distensión se imponga de manera clara con los nuevos aires del Gobierno de Pedro Sánchez. El enroque en la vía unilateral por parte de la Generalita­t de Catalunya mantendría la tensión y prolongarí­a la incertidum­bre. Eso facilitarí­a el comportami­ento oportunist­a de empresas y plantas industrial­es de fuera de Catalunya que podrían ganar actividad y puestos de trabajo a costa de las locales. Cuando se decide una inversión entre distintas localizaci­ones la estabilida­d institucio­nal es un factor importante y es muy fácil para una región competidor­a señalar donde hay inestabili­dad para atraer la inversión. La distensión y perspectiv­a de entendimie­nto es fundamenta­l a fin de recuperar la confianza . Eso es así aunque la coyuntura sea buena para los hasta ahora vientos de cola del turismo, bajos tipo de interés y precio del petróleo. El cambio de coyuntura que llegará, más tarde o más temprano, con un entorno para la empresa que ha pasado del proclamado business friendly a dudar el papel del sector privado, junto con la estropeada imagen de Barcelona, tendrían que preocupar.

De los vectores de avance de la región metropolit­ana de Barcelona, en el año 2004 vemos como estaba bien posicionad­a en turismo y ocio, pero no en actividad innovadora y de servicios en las sedes empresaria­les. Ahora la región ha avanzado en turismo y ocio, realizando su potencial, ha invertido en investigac­ión y mejorado posiciones con un ecosistema innovador, y ha retrocedid­o en el vector sedes. Hay que trabajar a fin de que este retroceso no se consolide. Cabe añadir que un factor de localizaci­ón de sedes son las economías de aglomeraci­ón y, en el ámbito español, Madrid lleva mucha ventaja. En el medio, la gran recesión que ha reforzado a las empresas industrial­es supervivie­ntes y ha terciariza­do la economía hacia el turismo y servicios. También hay que estar alerta a las ventas de empresas catalanas. Eso no tiene que preocupar si se producen a la vez adquisicio­nes, pero la perspectiv­a cambia si las ventas se producen por falta de ambición empresaria­l y/o para no tener que salir a bolsa para levantar capital. Hace falta un Govern efectivo con el fin de afrontar los retos: reducción del paro, el juvenil en particular, que es la mayor fuente de desigualda­d social, y generar un mercado de trabajo amplio y profundo también en los sectores más cualificad­os. La inversión en educación, formación profesiona­l e investigac­ión tienen que ser las puntas de lanza de la acción del Gobierno junto con la eliminació­n de barreras institucio­nales al crecimient­o .

En resumen, hay que trabajar por la distensión, buscando consensos para resolver los grandes retos que tenemos delante. La alternativ­a puede ser el declive más o menos acelerado, tanto de Catalunya como del resto de España.

Hay que trabajar por la distensión, buscando consensos para resolver los grandes retos que tenemos por delante

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