Pequeñas mejoras en la dieta pueden reducir un 30% el riesgo de infarto
“Pequeñas mejoras en nuestra dieta pueden reducir un 30% el riesgo de sufrir un infarto, porque la potencia de la alimentación en la prevención de enfermedades es mayor que la de los fármacos”. Así de contundente se mostró ayer el consultor de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona, Ramón Estruch, durante la presentación del XVII Congreso de la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ), que bajo el lema Alimentación 5S –saludable, segura, satisfactoria, sostenible y social– reúne a unos 300 expertos e investigadores para abordar los avances y retos pendientes en materia de alimentación humana.
Esas “pequeñas mejoras” que tanto reducen el riesgo cardiovascular son, según Estruch, tomar dos raciones de fruta, dos de verdura y una de ensalada al día; cambiar los cereales refinados por integrales; sustituir el aceite de oliva normal por el de oliva virgen; aumentar el consumo de frutos secos no tostados ni salados; reducir la sal; comer más pescado (sobre todo azul); tomar yogur y queso fresco; limitar a tres la ingesta semanal de huevos; un consumo moderado de alcohol (limitado a un vaso de vino o cerveza con la comida), reducir (pero no eliminar) el consumo de carne roja y de procesados cárnicos, y tomar lo menos posible bebidas azucaradas y bollería.
Con todo, Estruch enfatizó que hay que ir más allá de la alimentación y promover unos hábitos saludables que incluyan mantener un peso normal, evitar tóxicos como el tabaco y realizar actividad física. Y subrayó que la Administración debería dedicar más recursos a promover este estilo de vida sano en los centros de trabajo, porque ya hay iniciativas en las escuelas y en los centros de salud pero hace falta llegar a la población adulta sana.
La presidenta del comité organizador, Carmen Vidal, aseguró que más allá del impacto que tienen en la salud, en el Congreso de la SEÑ también están debatiendo sobre la seguridad y sostenibilidad de los alimentos que ingerimos. “Hemos de cambiar la percepción del consumidor porque se crean alertas, sospechas, miedos y recelos sobre el uso de productos químicos... pero hoy tenemos los alimentos más seguros de la historia”, dijo Vidal.
Añadió que también es la época de mayor abundancia y, al mismo tiempo, de mayor desperdicio: “Se pierde entre un 30% y un 50% de los alimentos que se producen en Europa, y en España el 5% de la comida que compramos acaba en la basura, lo cual no es aceptable ni desde el punto de vista social ni de sostenibilidad”.