“Angola es un país que tiende a la felicidad”
José Eduardo Agualusa, autor de ‘Teoría general del olvido’
De dónde sale esta historia de una mujer que se encierra en su casa cuando la independencia de Angola, construyendo incluso un muro con ladrillos, y permanece así 28 años? Todo es ficción. El edificio es el único personaje real, yo he vivido ahí, en ese piso, en el momento de transición del socialismo al capitalismo. En el bloque había desde familias humildes, que compartían un mismo piso con otras familias y animales como gallinas, cerdos o cabras; hasta familias pudientes.
¿Por qué se encierra Ludovica?
Por una enfermedad, la agorafobia, que le hace temer salir a la calle. Y, además, le horrorizan los otros, es incapaz de mirar a la gente. Hasta que, un día, llega un niño con intención de robar, y la salva. Los niños tienen una lucidez que perdemos al envejecer.
En realidad, es una novela coral.
Tengo ese problema, me salen un montón de personajes. Eso es Angola, sales a la calle y encuentras un montón de historias, miles de vidas interesantes, episodios que parecen mágicos. Es el paraíso para un novelista, compadezco a los escritores europeos, que son muy buenos técnicamente pero no tienen tanta materia prima a su alrededor.
No solo son las historias que suceden, sino las que cuentan.
La gente, allí, crea historias bellas que explican como si fueran auténticas, y esos relatos sustituyen a la realidad. Como periodista, entrevisté una vez al líder de la guerrilla, Jonas Savimbi, pero nadie me creyó porque circulaba la leyenda de su asesinato, que se contaba con todos los pequeños detalles. Nada vence a una buena historia.
Sus personajes no son héroes.
Los más interesantes son aquellos que te cuesta comprender, con sentimientos complejos, la protagonista es muy lejana a mí, con esa enorme resistencia a entender a los demás. Los héroes son demasiado lineales.
Los capítulos son muy cortos.
Me preocupa el ritmo, la respiración, y los capítulos muy largos ahogan al lector.
¿Por qué lo ha titulado así?
Todos los países que han vivido conflictos civiles graves se preguntan: ¿qué es mejor, olvidar o recordar? En Angola, pero también en Argentina, Serbia, España con Franco... es lo mismo en todos lados.
¿Y usted qué piensa?
Es muy importante hablar, llorar juntos, explicarlo todo, pasar el duelo y, tal vez, después de eso, sea posible olvidar, pero antes hay que hablar mucho, agotar el tema.
Se lo preguntan a Ludovica y yo a usted: ¿por qué no se fue con la independencia?
Ella es portuguesa, pero yo ya nací en Angola. Tenía 15 años... Me fui un tiempo a causa de la guerra y la violencia. Ahora vivo en una pequeña isla de Mozambique, pero por comodidad, mi intención es volver un día.
Hay mucha violencia pero es una obra vital, llena de luz. ¿Cómo se consigue eso?
Luanda es una ciudad muy sufrida, ha tenido guerra y mal gobierno, pero la gente es muy alegre. A pesar del sufrimiento, cuando llegas a Angola la primera sensación es que su gente celebra la vida. Es un país que tiende a la felicidad, pese a todo.