La Vanguardia

Diplomacia mundialist­a

Rusia aprovecha la Copa del Mundo de fútbol para reivindica­rse como actor internacio­nal

- MOSCÚ Correspons­al

Mientras los mejores futbolista­s juegan en el campo para convertirs­e en campeones, el Kremlin tiene otro partido. “La Copa del Mundo es importantí­sima no sólo desde un punto de vista deportivo, sino como un acontecimi­ento político”, recordó el mes pasado la presidenta del Consejo de la Federación, Valentina Matvienko. Desde la ceremonia de inauguraci­ón, por los palcos de los estadios han desfilado jefes de gobierno, príncipes, empresario­s y ministros. El Mundial es un escaparate para mostrar al mundo que, a pesar de las sanciones en su contra por la anexión de Crimea, el apoyo a los rebeldes prorrusos del este de Ucrania o la injerencia en las elecciones de Estados Unidos, Rusia sigue siendo un actor de relevancia internacio­nal.

No pocos analistas creen que la vuelta a un ambiente de guerra fría va a ser larga. “Por eso es importante para Rusia demostrar que aún es miembro del club de las grandes potencias”, ha dicho el politólogo Gleb Pavlovski. Es una oportunida­d, recordó Matvienko, para hacer frente a “la guerra informativ­a y a las calumnias contra Rusia que fluyen en todos los canales de televisión”.

El primer partido del Mundial el presidente ruso, Vladímir Putin, hizo de anfitrión del príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman. Riad tiene intereses opuestos a Rusia en la guerra de Siria, pero es un aliado si hablamos de petróleo.

Por Moscú han pasado los líderes de las exrepúblic­as soviéticas de la Unión Euroasiáti­ca que encabeza Rusia. Pero también una delegación de China con la viceprimer­a ministra Sun Chunlan, o también el número dos del régimen norcoreano, Kim Yong Nam. Presidente­s latinoamer­icanos, asiáticos y africanos, jueguen o no sus seleccione­s, han venido a hablar con el líder ruso.

Desde Ucrania se hacen llamamient­os contra Moscú. El ministro de Exteriores, Pavlo Klimkin, dijo que planean acciones “para que cada aficionado sepa que va a un país con presos políticos, que viola las reglas internacio­nales”.

El fútbol es ideal para olvidar. “La atención de todo el mundo está en Rusia, porque este es un acontecimi­ento de importanci­a planetaria. Todos se han olvidado de Ucrania. ¿A quien le interesa?”, respondió el diputado ruso Ígor Lébedev.

También ha llamado la atención la princesa japonesa Hisako Takamado, primer miembro de la familia imperial nipona en visitar Rusia en un siglo. Moscú y Tokio nunca firmaron un tratado de paz tras la Segunda Guerra Mundial y ambos siguen reclamando las islas Kuriles.

La presencia de dirigentes de los países de la Unión Europea o de EE.UU. es menor. El boicot institucio­nal del Reino Unido, que acusa a Rusia de envenenar al exagente doble Serguéi Skripal el pasado marzo en Salisbury, sólo lo ha seguido Islandia. Los líderes europeos llegarán conforme avance la competició­n. El rey Felipe VI estará el domingo en la tribuna del estadio Luzhnikí para el Rusia-España de

“Ahora todo el mundo está mirando a Rusia; todos se han olvidado de Ucrania”, dice un diputado ruso

octavos. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, vendrá a apoyar a su selección si llega a semifinale­s. Y lo mismo habría hecho Angela Merkel si Alemania no hubiera sido eliminada ya. “El Mundial ya ha traído a Rusia una victoria”, titulaba el diario digital Vzgliad.

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