La vida oculta de los hijos
Series como ‘Skins’, ‘Física y química’ y ‘Merlí’ han permitido a los padres conocer las inquietudes sobre el sexo de los adolescentes
Siempre se busca un eslabón que marque un antes y un después en la evolución de todo. Si Sexo en Nueva York (1998-2004) lo fue respecto a la manera de tratar el sexo entre adultos en la ficción televisiva,
Skins (2007-2013) trajo esta innovación al ámbito de los adolescentes y abrió una nueva etapa en la que las series posteriores (Física y química, Merlí, Por 13 razones...) han permitido a los menores buscar referentes en su crecimiento sexual y a los padres encontrar una fuente de información sobre cómo puede ser la vida de sus hijos cuando esta pasa a ser un misterio.
Skins, que ahora se puede ver en Netflix, fue un drama sobre unos jóvenes de Bristol obsesionados por ir siempre de fiesta. Se tocaban temas habituales de estas series como los problemas con la familia, la anorexia, las drogas o la depresión, pero se iba mucho más allá, y en un tono y un lenguaje más transgresor e irreverente, se abordaban también tramas sobre sexualidad, desde la obsesión por el sexo y por perder la virginidad hasta la masturbación y las dudas sobre la identidad sexual.
Antes de Skins la vida sexual de los adolescentes no aparecía en las series, y si lo hacía era más como insinuación que de forma directa, como en el caso de Sensación de vivir (1990-2000). “Las series son hijas de su contexto social y cultural y es el espejo de la sociedad del momento”, analiza Toni de la Torre, crítico de series y autor de
Historia de las series. Lo que era inimaginable que pudiera hacer a finales del siglo XX Sensación de vivir, lo hizo Skins a principios del siglo XXI, y a pesar del escándalo que supuso su estreno “abrió el camino hacia otras ficciones televisivas que ya podrían tratar la sexualidad adolescente de una manera más frontal y realista”.
Entre estas series posteriores se encuentran Física y química (2008-2011) y Merlí (2015-2018), dos ficciones muy populares entre los adolescentes y que, al estar dirigidas a un público familiar (se emitían en abierto y en horario de máxima audiencia), también permitieron a muchos padres satisfacer la curiosidad por acceder a la vida oculta de sus hijos, sobre todo en lo que hacía referencia a su sexualidad, fuera muy activa o no.
Durante la última década, producciones como Gossip girl, OC, Riverdale, Pequeñas mentirosas, Los 100 o The rain han tratado la sexualidad de los adolescentes en sus tramas aunque con peso diverso. En la exitosa Por 13 razones (2017-?), las relaciones sexuales (con un gran debate sobre la importancia del consentimiento por parte de la pareja) se han ido mezclando con otros temas como el suicidio (protagonista de la primera temporada), las actitudes machistas, la cultura de las armas oel bullying.
De la última hornada de series, De la Torre destaca Skam (20152017), una producción noruega de gran eco internacional de la cual Movistar+ está preparando una adaptación para España. “Skam es una suma de las virtudes de todas las otras series y además tiene el mérito de conseguir crear un nivel de intimidad muy grande con el espectador, quizás porque los actores son adolescentes de verdad, y no están en la veintena como paso a menudo, pero sobre todo porque tiene detrás un gran trabajo de investigación y documentación”.
Intentar conocer y acercarse a los adolescentes es clave para la credibilidad de un producto dirigido a este colectivo, pero los menores no miran sólo series dirigidas a ellos, sino que también ven otras pensadas para un público adulto. En este abanico “seguro que muchos jóvenes se encuentran cómodos viendo Sense8 (2015-2018), donde hay mucha representación de la comunidad LGTBI y pueden encontrar bastante referentes”, apunta De la Torre. En esta búsqueda de modelos también se puede recurrir a series clásicas como Queer as folk (1999-2000) y Looking (20142016), sobre la homosexualidad masculina, The L word (20042009), sobre el lesbianismo, o Transparent (2014-2017), sobre la transexualidad.
Que todos los colectivos estén representados en la ficción es muy importante “porque ayuda a visualizar; y visualizar ayuda a normalizar; y normalizar ayuda a quitar peso a situaciones colectivas e individuales”, apunta De la Torre, que se muestra convencido de que para muchos adolescentes es mucho más fácil vivir determinadas situaciones si ven en una serie un personaje en una posición parecida a la suya que si no dispone de este referente.
Las ficciones ayudan a visualizar y normalizar a diferentes colectivos y situaciones colectivas e individuales