La Vanguardia

El partido de su vida

Cavani, con dos golazos, impulsa a Uruguay y elimina al Portugal de Cristiano Ronaldo

- JOAN JOSEP PALLÀS Moscú Enviado especial LA CRÓNICA

Definitiva­mente este es el Mundial de los delanteros. A la exhibición de Mbappé con Francia le siguió la de Cavani con Uruguay. Diez goles se vieron en los dos primeros partidos de octavos. El Mundial se desmelena. Uruguay venció de la mano de Cavani, un delantero que jugaba descalzo de niño, época en la que su familia no tenía ni agua caliente ni calefacció­n. Fue emocionant­e verlo triunfar, también llorar, con la duda de si podrá estar en cuartos por un pinchazo en la pierna. También lo fue observar al maestro Tabárez, ayudándose de una muleta a sus 71 años, con poca movilidad por culpa de una enfermedad. Están fuera la Argentina de Messi y el Portugal de Cristiano. El fútbol cambia. Es ley de vida.

El partido arrancó con un desmentido anunciado ya en la fase de grupos. Uruguay ha dejado definitiva­mente de verlas venir. Contagiada por el empuje de una nueva generación de centrocamp­istas, tiene un aire distinto, sin restarle fuerza por ello a su caracterís­tica solidez defensiva y al veneno de sus delanteros. Empezó tan fuerte la celeste que a los seis minutos ya ganaba. Hay que detenerse en el gol, una pared kilométric­a que unió a dos delanteros nacidos en una misma ciudad, Salto. Cavani inició el proyecto con un cambio de juego de treinta metros en la medular, todavía lejísimos de la portería, Suárez la bajó con el pecho, esperó a que su compañero viajara hasta el área portuguesa y le envió un centro maravillos­o que su vecino cabeceó a la red en el área. Fue una obra maestra, el gol que llevaban soñando desde que empezaron. Una conexión que justifica una carrera. Uno de los tantos del Mundial, y eso que ya hay una colección.

Intentó Portugal responder al golpe, pero lo hizo con ansiedad. Cada falta lateral o córner era una lucha medieval, con Pepe y Godín como principale­s estandarte­s por bando. Pero fue Luis Suárez, gracias a una falta botada en el borde del área, quien estuvo más cerca de mover de nuevo el marcador. Su chut se benefició de una barrera mal dispuesta y suerte tuvieron Cristiano Ronaldo y compañía de la buena mano de Rui Patricio.

El partido discurrió hacia el descanso sin grandes cambios. A Uruguay nadie le había hecho gol todavía y se podía explicar por la envergadur­a de los rivales. Pero llegó Portugal, la vigente campeona de Europa, y tampoco encontraba espacios por donde hacer daño. Cristiano Ronaldo tuvo dos opciones: un disparo lejano blocado por Muslera sin excesivos problemas y una falta en la que el ritual del madridista antes de lanzar fue más entretenid­o que el disparo final, intrascend­ente.

La reanudació­n sirvió para recuperar la versión más guerriller­a de Uruguay, capaces todos sus jugadores de pelear cada centímetro del campo como si les fuera la vida en ello. Fue un espectácul­o ver a Laxalt rechazarlo todo, erigiendo un muro en la banda izquierda, acompañado de rocas como Godín, Giménez o Martín Cáceres. Menuda tropa. La selección de Portugal lo intentaba pero siempre encontraba piernas hasta que emergió Pepe en un saque de esquina servido desde la izquierda. Saltó el exmadridis­ta impulsado por los muelles de un reboteador de la NBA (solo así se puede salvar a la retaguardi­a charrúa), y cabeceó batiendo a Muslera.

Debía llegar el momento de Portugal, animada por el gol, pero se lo cargó Cavani culminando un contragolp­e de manera sublime. El delantero aglutinó todo lo aprendido en un disparo que tuvo la dosis perfecta de precisión y potencia, un derechazo inapelable, lazo final a un actuación memorable. Minutos después tuvo que retirarse, acompañado por Cristiano hasta la banda, cojeando de la pierna izquierda. Entró Stuani en su lugar.

La recta final fue un monólogo de una Portugal volcada. Bernardo Silva acarició el gol en un rechace de Muslera y Quaresma, que entró desde el banquillo, se multiplicó para empatar. Hasta Rui Patricio, el portero, subió a rematar un córner. Pero Uruguay resistió.

OBRA MAESTRA

El primer gol uruguayo nació de una pared kilométric­a inventada junto a un hiperactiv­o Luis Suárez

RESISTENCI­A

Portugal empató gracias a un cabezazo de Pepe pero los de Tabárez supieron reaccionar y resistir

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MURAD SEZER / REUTERS Cavani celebrando el segundo de sus goles, anoche en Moscú; más tarde se retiró lesionado
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