Márquez se lleva la carrera del año
El de Cervera encabeza el segundo triple catalán de la historia y amplía su liderato
Cinco líderes, nueve cambios de liderato, ocho pilotos en una pelea a cuchillo, incontables adelantamientos al límite, sustos para todos, toques... La mejor carrera del año, y de los últimos tiempos, necesitó del domador más atrevido para templar a las fieras más indómitas. “Esta vez tocaba ser el más listo de la clase”, admitía un Marc Márquez que ejerció de campeón y de líder para someter a los múltiples rivales, muy revoltosos ayer en Assen, y hacerse con la cuarta victoria del curso, que le afianza en la cabeza del Mundial con 41 puntos ya sobre Valentino Rossi y 47 sobre Maverick Viñales.
“Adrenalina a tope. No quería una carrera así. Cuando lideras el campeonato con bastantes puntos de ventaja no quieres entrar en peleas.
Ha habido hachazos en cada curva y si no atacabas no podías ganar posiciones”, comentaba el piloto de Cervera tras el fragor de la durísima batalla de Holanda. Un espectáculo pocas veces visto, por variado e igualado, con hasta ocho pilotos en cuatro motos diferentes batiéndose por la victoria, con sucesivos cambios de posiciones y de liderato: 8 en 21 vueltas... hasta que Marc, a cinco giros del final, impuso su ley. Tras perder el mando en una pugna con Viñales, sacó el látigo, aprovechó el pulso entre Dovizioso y Rossi para adelantar a los dos italianos a la vez, retorcer el gas, bajar un segundo en las últimas cuatro vueltas, y largarse en solitario hacia la victoria, cuarta en las 8 carreras, y primera en Assen desde el 2014.
Sólo entonces, en esos últimos tres giros, cuando Marc acumuló un segundo sobre Rossi, su inmediato perseguidor entonces, la prueba quedó vista para sentencia. No el podio, por el que pelearon hasta la bandera de cuadros un soberbio Álex Rins, que adelantaba a falta de tres curvas a Maverick Viñales para conquistar el segundo peldaño, su mejor resultado en MotoGP. Cerraba el podio el de Roses, que volvió a disfrutar, que de nuevo tuvo opciones de victoria y que llegó a liderar una carrera. Los tres catalanes, producto de la cantera y las fórmulas de promoción del RACC y de la Federació Catalana, firmaron un triplete histórico, el segundo con sello catalán en la cilindrada reina, después del de Brno’17 con Marc, Mack y Pedrosa.
Dejaron fuera del podio nada menos que a un Rossi efervescente e infatigable, y al subcampeón Dovizioso, con ganas de resarcirse de sus tres ceros. Los italianos fueron dos de los animadores de la prueba, que tuvo como primer bullicioso a un Jorge Lorenzo espléndido en la salida, que saltó del 10.º puesto de la parrilla al 2.º en la primera curva, y se puso líder tres ángulos después, para sorpresa de Márquez. “No me lo esperaba para nada. Tengo pintado su neumático delantero en la rodilla. Jorge tenía muy buena frenada y aceleración y me cerraba las puertas”, decía Marc.
El balear por quinta carrera seguida lideró las vueltas iniciales, esta vez hasta más allá del ecuador (la vuelta 14 de las 26), cuando le dio el relevo Dovi. Se sucedieron al mando Jorge, Andrea, Viñales, Marc, Rossi... hasta que el 93 se cansó de tanto baile e impuso su fortaleza.