Un famoso atracador se escapa en helicóptero de una cárcel francesa
Redoine Faïd, ya huido en el 2013, protagoniza otra espectacular fuga cerca de París
Redoine Faïd, uno de los delincuentes más célebres de Francia por sus atracos, fugas y disfraces, se volvió a escapar ayer de la cárcel en la que estaba recluido tras una espectacular operación de rescate al más puro estilo Jacques Mesrine, el enemigo público del país en las décadas de los sesenta y setenta. También Faïd, que cumplía una condena de 25 años por atraco fallido y el asesinato de una policía, una madre de 26 años, se ha llegado a ganar ese mote, pues ya se escapó de otra cárcel hace cinco años, lo que arroja sombras en el funcionamiento de la seguridad penitenciario francés.
A media mañana, sobre las 11.30 horas, el atracador se fugó del centro de reclusos de Réau, departamento de Seine-et-Marne, a 50 km al suroeste de París, ayudado por un comando armado de varias personas en una operación de rescate que “duró unos pocos minutos” y en la que no hubo “ni heridos ni rehenes”, según fuentes de la Admi- nistración Penitenciaria francesa (AP). Mientras el atracador se hallaba en la sala de visitas, el helicóptero se posó en el patio central de la cárcel para hacer efectiva la huida. Es entonces cuando “dos individuos, vestidos de policía y armados con fusiles tipo kalashnikov, han lanzado bengalas de humo en el patio”, describió Martial Delabroye, representantes sindical de la cárcel. Los dos hombres trincharon una de las puertas que daba acceso directo a la sala de visitas donde Faïd hablaba con uno de sus herlais. manos, añadió Delabroye. Más tarde el helicóptero fue localizado en un polígono industrial de Gonesse, a 60 km de la cárcel. Al parecer, el piloto habría sido secuestrado para la operación. Al ser localizado por la policía, fue llevado a un hospital.
Conocido como L’écrivain, el escritor, Redoine Faïd es un ídolo y referente de muchos jóvenes atracadores de los barrios periféricos de París, que dicen inspirarse en él, en sus métodos y en sus andanzas y crímenes, que relató en Braqueur, des cités au grand banditisme (Atracador, de los barrios al gran bandolerismo). El libro le sirvió para ir de plató en plató televisivo –tenía una rebaja de condena por esas fechas– describiendo cómo se había inspirado en las películas americanas de atracadores y asegurando que después de todos sus asaltos a mano armada había sentado por fin la cabeza. Sin embargo, en ese mismo año, la policía descubrió un vídeo en el que aparecía su coche en el transcurso de un robo.
En el 2011 protagonizó el ataque a un furgón blindado en Pas-de-Ca- Detenido posteriormente, Faïd ingresó en la cárcel de LilleSequedin de donde también acabó fugándose tomando cuatro rehenes que utilizó como escudos humanos. Antes había logrado abrirse paso a base de explosivos reventando cuatro puertas antes de que un cómplice se lo llevara en un coche que esperaba fuera del centro penitenciario.
La fuga, que como ayer también había empezado en la sala de visitas, duró varias semanas hasta que fue capturado en un hotel muy cerca de donde se escapó ayer.
Maestro del disfraz, cuando fue detenido en aquella ocasión, no opuso ninguna resistencia. Los policías que le habían localizado describieron cómo había cambiado completamente su imagen con una peluca para disimular su calvicie, unas gafas y una barba prominente. “No lo habría reconocido ni su madre”, contaba ayer la edición digital
Maestro del disfraz, ídolo de los atracadores jóvenes, Faïd escribió un libro y aseguró haber sentado la cabeza
de Le Figaro citando fuentes policiales. Además de la condena a 25 años ratificada el pasado abril, Faïd ya había recibido otras dos sentencias que sumaban 28 años.
“No es alguien al que verás enfrentarse a los funcionarios penitenciarios, pero nunca te puedes fiar de él”, confesaba a la agencia AFP uno de los vigilantes de la cárcel de Réau, adonde acudió por la tarde la ministra de Justicia, Nicole Belloubet . “En algún rincón de su mente siempre tuvo la idea de evadirse. Detrás de sus buenas maneras, es una persona muy educada, siempre escondía sus cartas. Anoche, casi 3.000 policías, gendarmes y agentes de aduanas le buscaban con todos los medios al alcance.