La Vanguardia

Los barones del PP se inclinan por respetar al candidato más votado

Sólo un empate llevaría a dar libertad de voto a los compromisa­rios del congreso

- CARMEN DEL RIEGO

Una semana de campaña ha bastado para que los dirigentes del PP entonen un “no era esto lo que se pretendía”. Porque las primarias que el PP introdujo en su último congreso, hace poco más de un año, en realidad nunca convencier­on a nadie: a los que propugnan este método de elegir a su presidente porque no son unas verdaderas primarias, y a los que no son partidario­s de ellas, porque ya el sucedáneo está provocando una división en el partido, para la que no estaban preparados. Y ni se pretendía.

La mayoría de los dirigentes regionales del PP, los llamados barones, reconocen que pese a su conocimien­to de la formación, la libertad que tienen ahora sus militantes hace que no puedan apostar ya no sólo por quién puede ser ganador, sino por qué dos candidatos pasarán el corte de la votación directa de los militantes para que luego sean los compromisa­rios del partido quienes decidan, en última instancia, al nuevo presidente del PP.

Por eso, los barones del PP se están mostrando partidario­s de que se respete la votación de los militantes el 5 de julio y no haya una “corrección” con los compromisa­rios. “No estamos todo el día diciendo que hay que respetar en las elecciones a la lista más votada, para que ahora se le pueda dar la vuelta a la votación en el congreso”, dicen las fuentes consultada­s. Alguno de ellos llega a decir que sería un fraude a los militantes, que podrían pensar, con razón, que “nos matamos los indios para que luego vengan los jefes y hagan lo que quieran”. Sólo tienen una duda algunos de esos dirigentes regionales y políticos de prestigio dentro del PP: si los propios candidatos serán capaces de respetar esa máxima de que se respete la lista más votada. Porque –los dirigentes populares no se engañan– los compromisa­rios son más cercanos al aparato, y sabiendo a quién apoya el aparato es más fácil averiguar por qué candidato se van a inclinar en la votación del congreso.

Ese compromiso tendría una salvedad: que el resultado de la primera elección arrojara un empate entre las dos candidatur­as que pasaran a la siguiente fase. Es decir, que la diferencia entre ambas fuera muy reducida, “un puñado de votos”, dicen. En ese caso, los compromisa­rios deberían tener libertad de voto, para que voten en conciencia y según sus preferenci­as, en vez de hacerlo en bloques. Sin embargo, hay dirigentes del PP que consideran que hay muy pocos presidente­s regionales que en estos momentos

Los expertos del PP dan el triunfo a Cospedal, seguida de Santamaría y Casado

dominen el partido como para garantizar que los compromisa­rios les van a obedecer.

El caso es que a tres días de las votaciones en el PP, la mayoría de los dirigentes y barones del partido hacen sus quinielas e intentan hacerse una composició­n de lugar de lo que pueden votar los militantes. Las cifras de inscritos han permitido a los candidatos y a esos dirigentes hacer sus cábalas y plantearse en qué lugares son más débiles, o donde tienen que concentrar esfuerzos, y en eso están. En cualquier caso, un estudio pormenoriz­ado de algún veterano del PP llega a dar un triunfo de Cospedal por un margen muy estrecho con Soraya Sáenz de Santamaría, y con un Pablo Casado más atrás, pero con muy buen resultado.

De momento, lo que siguen haciendo los dirigentes regionales es dibujar unas comunidade­s autónomas que cada vez aparecen más dividas. Lo está Andalucía, donde Santamaría tendría la mayoría en Huelva, Sevilla, Málaga, Cádiz y quizá Granada. Córdoba sería para Cospedal, al igual que Almería, y Jaen se repartiría entre Cospedal, la exvicepres­identa y Casado. Los dirigentes andaluces reconocen que “Pablo es un misterio. Picotea en todas las provincias”, pero no creen que consiga tanto apoyo como para desbancar a una de las dos dirigentes. También está dividida Madrid, pero ahí, según las fuentes consultada­s, son Cospedal y Casado quienes se repartiría­n la tarta, y la tercera sería Santamaría, que tendría su agujero negro precisamen­te en la circunscri­pción por la que se ha presentado a las elecciones. Valencia es otra Comunidad dividida. Según las fuentes consultada­s, Santamaría estaría en cabeza, seguida de Cospedal, aunque Casado podría dar la sorpresa en Alicante. También Castilla y León está a la mitad, con Zamora, Valladolid y Soria para la exvicepres­identa, seguida de la secretaria general, y León, Burgos, Segovia y Salamanca para Cospedal, seguida de Santamaría. En Avila sería donde Casado robaría votos a las dos, que estarían empatadas.

Sólo Andalucía, Madrid, Valencia y Castilla y León suman un censo de inscritos de 37.351 militantes, que se repartiría­n principalm­ente entre Cospedal y Santamaría, con la salvedad de Madrid.

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JAVIER BELVER / EFE María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, ayer en Zaragoza con un grupo de militantes

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