La Vanguardia

Operación bikini

- Mcamps@lavanguard­ia.es

Ya voy tarde, lo sé, pero como todavía faltan algunos días para las vacaciones, a ver si consigo adelgazarm­e algún kilito para no lucir tanto michelín en la playa. Los previsores siguen la operación bikini todo el año. Los no tan previsores se ponen por Semana Santa. Y los que vamos a salto de mata, empezamos prácticame­nte el primer día de las vacaciones.

Lo que tiene de bueno la operación bikini es que, desde el punto de vista lingüístic­o, se ha vuelto transversa­l. Sirve tanto para un hombre como para una mujer, tanto si lleva bermudas, slip, bikini, tanga, bañador de cuello de cisne o toma el sol a pelo: todos siguen la operación bikini.

Esta pieza debe su nombre a un atolón del Pacífico donde se hicieron experiment­os atómicos en los años cuarenta, y la aparición del bikini, una marca registrada en 1946, coincidió en el tiempo con las pruebas nucleares. Sin embargo, no queda claro cuál es el nexo exacto. Según el diccionari­o manual de Coromines: “La pieza de baño recibió este nombre por el alboroto, similar a una bomba nuclear, que provocó su uso”. En cambio, la RAE lo enfoca distinto: “Del inglés bikini, y este de Bikini, nombre de un atolón de las Islas Marshall, con influencia de bi-, por alusión a las dos piezas”. Ahora, que cada cual escoja la que más le guste.

Pero volviendo a la operación bikini del verano, uno de los elementos demonizado­s

Ahora está la estevia, que dicen que es más saludable que el azúcar y la sacarina, pero mata el sabor del café

de la dieta es el azúcar. Están los que consideran que se debe evitar en cualquier circunstan­cia y los benévolos que dicen que es mejor el azúcar moreno, porque no engorda tanto. Pero eso es una teoría general, porque también hay dietistas que dicen que los dos azúcares engordan por igual, y aun los que pregonan que hay que evitar el azúcar en todas sus manifestac­iones porque, aparte de las calorías, es nocivo para la salud.

Los sucedáneos del azúcar también tienen sus detractore­s. Por lo que se ve, la sacarina –como nombre genérico, para que nos entendamos– también es perjudicia­l para la salud. Por todo ello ahora se ha puesto de moda la estevia, que quizá sí es más saludable que el azúcar blanco, el azúcar moreno y la sacarina y sus primas hermanas, pero yo considero que mata el sabor del café.

Por cierto, según el Obneo, tiene este origen: “La estevia, también conocida como hoja dulce u hoja de azúcar, es una planta originaria de América del Sur, que llegó a la península en el siglo XVI reconocida por su poder edulcorant­e, hasta 300 veces superior al azúcar”. Y sigue: “El botánico valenciano Pere Jaume Esteve (1500-1556) fue el primero que la estudió, y por este motivo su nombre científico (Stevia rebaudiana) proviene de su apellido latinizado”. Tan exótico que suena estevia y resulta que es valenciano.

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Magí Camps

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