En el desierto del dolor
Una gossa en un descampat
Autoría: Clàudia Cedó
Dirección: Sergi Belbel
Intérpretes: Pep Ambròs, Anna Barrachina, Queralt Casasayas, Vicky Luengo y Maria Rodríguez
Lugar y fecha: Sala Beckett. Festival Grec (29/VI/2018)
Con Llibert de Gemma Brió descubrimos cómo se podía derribar un tabú (decidir sobre la vida o la muerte del propio hijo recién nacido) con rigor emocional y trascendencia dramática. Un texto para mirar hacia la sombría esquina “de las cosas que no se dicen” e iluminarla con franqueza catártica. Ahora Clàudia Cedó nos obliga a mirar hacia otra esquina de la habitación del dolor. Otro rincón sellado con las telarañas del miedo. El temor a saber y sentir sobre aquello que nos incomoda. Cedó ha escrito –desde la experiencia– sobre la muerte perinatal y el trance de un parto sin vida.
Una gossa en un descampat es una compleja comedia dramática liberadora, con una riqueza metafórica en su escritura que respira la poesía seca de Marguerite Duras. Autora que también parece invocada en el don exorcizante de la escritura. Su obra es el firme deseo de compartir un episodio clave en su vida y la posterior travesía del desierto del desequilibrio, con toda la dureza y belleza de ese escenario. Paisaje que atraviesa acompañada por un alter ego; Virgilio gemelo, guía de su purgatorio. Un rol central que una excelente Maria Rodríguez hace crecer con la inquietante personalidad de un Puck freudiano. Una de las grandes ideas de la obra, como la historia en paralelo del estreno teatral. El teatro, ese lugar –como confiesa el personaje del director– que ofrece más certezas que la vida.
El texto más personal, maduro y trabajado de la autora y el reencuentro con el mejor Sergi Belbel como director de escena. En el espacio central –un no lugar que pueden ser todos los lugares imaginables e imaginados– de la Beckett, Belbel ha encontrado el tono idóneo –como la música elegida– para que el público conecte sin aspavientos melodramáticos con todos los episodios que conducen a la sanación emocional de la protagonista, desde el mismo momento de la concepción hasta el estéril parto. Ha dirigido el texto en la finísima frontera entre la comedia y el drama para crear el híbrido perfecto en consonancia con el aire cambiante del texto.
Además de la fantástica Rodríguez, Vicky Luengo –la otra mitad protagonista– mantiene maravillosamente el hilo rojo de todas las estaciones de su via crucis interior y de las personalidades de cada una de las mujeres que fue hasta llegar a la decisión última y después. Está muy bien acompañada por Xavi Ricart, Anna Barrachina y Queralt Casasayas, un fantástico coro de pieles y roles cambiantes. Y queda el personaje del compañero. Con pasmosa naturalidad, Pep Ambròs integra el papel del hombre que reconoce su incapacidad para entender todas las dimensiones de un dolor que sólo ella tiene anclado en el cuerpo y en el alma. Alguien que sabe cómo no invadir el dolor del otro.