La Vanguardia

La importanci­a de preparar un partido

- Joan Golobart

Si algo tenía a favor la selección española es que sabíamos cómo iba a jugar nuestro rival. Y por lo tanto el análisis previo era crucial para tratar de solucionar las dificultad­es que nos iba a generar Rusia. Y ese análisis se quedó en la mitad. Porque estuvo muy bien la presencia de Koke. El jugador del Atlético daba soporte a la figura de Busquets para potenciar la capacidad de repliegue y sobre todo la capacidad de presión ante la pérdida. Por lo tanto, si este aspecto se mejoraba, se debía incrementa­r el riesgo en los pases interiores. Situar las líneas cercanas en campo contrario y hacer pases de una banda a otra, haciendo circular el esférico a través de los jugadores de medio campo, está bien para ganar tiempo. Pero esa arma se exageró y no se tuvo la valentía de forzar los pases interiores una vez situados en campo contrario. Algunos hablarán del último pase, que no existió jamás, pero eso debía ser consecuenc­ia de la existencia del penúltimo. Y ahí faltó el análisis de quién aportó más en los partidos previos: Isco e Iniesta, que lamentable­mente no salió de titular. Ellos han sido los jugadores más clarividen­tes. Curiosamen­te, el madridista cuando más efectivo había sido fue con Andrés en el campo. En el sitio del blaugrana estuvo Silva, un extraordin­ario jugador, pero que será siempre inferior a Iniesta ante esas tácticas del rival. Regalar al rival muchos minutos con su ausencia es decantar la magia de los detalles hacia ellos.

Los pases interiores. Ante la manera rusa de defenderse es prácticame­nte imposible evoluciona­r ofensivame­nte por ningún sitio, por mucho que abras el terreno de juego. Porque, al final, aunque ocupes todo el ancho del campo, el rival coloca a 10 jugadores en muy pocos metros cuadrados; 10 tipos físicament­e fortísimos y que sólo tienen en su mente anular tu evolución ofensiva. No les han dejado ni siquiera el mínimo pensamient­o ofensivo que les puede hacer dudar. Si cada vez que un jugador recibe tiene dos o tres rivales que impiden el uno contra uno, sólo te queda la posibilida­d de manipular el esférico de manera que en un momento dado, una o dos de las líneas del rival se ausente de su trabajo defensivo. Hablando claro: el balón debe llegar a jugadores que estén detrás de su línea de centro del campo. Y para que llegue el esférico a esos jugadores en esta situación tienes dos opciones. La primera y más compleja para el que recibe –por esta razón Iniesta e Isco deben estar en el campo– es la que, con los laterales bien abiertos para expandir al rival, desde la posición de Busquets o de Koke, estos alternaran los balones a banda como distracció­n, con pases interiores a Isco e Iniesta situados algo por delante de la defensa rival. La otra opción es buscar a los puntas o punta, para que sea él quien entregue el balón a los jugadores situados frente a la línea defensiva rival. Cuando estos jugadores reciben, con capacidad para el control orientado o en el uno contra uno, es cuando todos pueden entrar en acción, laterales, delanteros o también jugadores de segunda línea. Pero no se supo hacer.

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SERGEI CHIRIKOV / EFE Los jugadores de Rusia celebran el último penalti y la clasificac­ión para los cuartos de final
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