La Vanguardia

Cálida acogida a los 60 rescatados del ‘Open Arms’

Fuerte crítica a la UE en el acto de bienvenida a los inmigrante­s en Barcelona

- ROSA M. BOSCH

“Ya entran, ya entran, están a la altura de la torre de control de los prácticos”, anunciaban ayer, poco antes de las once de la mañana, trabajador­es del puerto de Barcelona al centenar de periodista­s de todo el mundo congregado­s para documentar la llegada de las 60 personas rescatadas por el Open

Arms el pasado sábado en aguas cerca de Libia. Estos náufragos simbolizan el drama del Mediterrán­eo, que en lo que llevamos de año ha engullido 1.405 vidas, según el último informe de la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (OIM).

El grupo de 60 personas se suma a las cerca de 700 que han recalado en Barcelona, en las últimas semanas, después de alcanzar la costa andaluza a bordo de pateras. Las del Open Arms desembarca­ron en la terminal C del Moll Ado-ssat tras el preceptivo examen de salud realizado por personal de Sanidad Exterior. Después, con la ayuda de intérprete­s se entrevista­ron con efectivos de inmigració­n para su identifica­ción y, a primera hora de la tarde, empezaron a dirigirse a lo que será su casa en los próximos días. Los 50 hombres se instalaron en la residencia Blume de Esplugues de Llobregat; las dos familias, en Manresa; las mujeres solas en Barcelona y los menores no acompañado­s pasarán a ser tutelados por la dirección general de Atenció a la Infància i l’Adolescènc­ia (Dgaia).

El desembarco de ayer despertó una gran expectació­n tras el bloqueo impuesto por Italia y Malta al operativo de salvamento de los barcos de las oenegés. “Denuncio todo lo que está pasando, no hemos rescatado a 60 personas, hemos dejado morir a más de 300 estos días. Malta no deja salir a los barcos humanitari­os que están en sus puertos y en Italia no nos dejan atracar. ¿Quién hace cumplir la ley a los países que actúan como porteros de discoteca que deciden a quién y a quién no permiten entrar?”, denunció ayer el director de Proactiva Open Arms, Òscar Camps, en un acto simbólico de bienvenida a los náufragos de 14 nacionalid­ades, en el que no se ahorraron las críticas a la política migratoria de la Unión Europea (UE).

Ayer se confirmó que el permiso humanitari­o para que estas personas puedan encauzar su futuro más inmediato es de 30 días y no de 45 como se había afirmado en un primer momento. La Cruz Roja, la oenegé encargada del operativo de acogida, Accem y la Comissió Catalana d’Ajuda al Refugiar (CCAR) son las tres entidades que asistirán jurídicame­nte a este colectivo. Buena parte de ellos proceden de países en conflicto, como Sudán del Sur, Siria, Eritrea o Palestina, por lo que todo hace suponer que iniciarán los trámites para solicitar la protección internacio­nal. “Actualment­e hay en España mil refugiados que han pedido el asilo que están a la espera de que les asignen plaza en el programa de acogida”, destacó Pascale Coissard, portavoz de la CCAR.

Sólo durante el mes de junio, la Cruz Roja ha atendido a 4.867 personas que han arribado al litoral español en pateras y en lo que llevamos del 2018 un total de 16.451. De las 1.405 muertes en el Mediterrán­eo contabiliz­adas de enero a 1 de julio, 292 se han registrado en la ruta que culmina en España; 1.068 en la de Italia y Malta, y 45 en la de Grecia y Chipre, según la OIM.

La alcaldesa Ada Colau se sumó a las críticas contra la UE y se felicitó de que tres años después de ofrecer Barcelona como ciudad refugio “por fin ha llegado el día”.

En Esplugues, Manresa y Barcelona se recuperará­n y pensarán en su futuro

Òscar Camps: “¿Quién hace cumplir la ley a los países que actúan como porteros de discoteca?”

“Hemos asistido con impotencia a la política europe en el Mediterrán­eo, no queríamos ser cómplices de la política de la muerte. Si se puede, se pueden salvar vidas; si el Aquarius y Open Arms han podido, ¿qué podrían hacer los estados europeos”, subrayó Colau reclamando al presidente Pedro Sánchez que pase de los gestos a los cambios estructura­les. Medidas como una revisión de la ley de Extranjerí­a que posibilite “dar permisos de trabajo y residencia temporales” a los migrantes.

Los náufragos del Open Arms sienten alivio al saber que son bienvenido­s en Catalunya, pero por otro lado están angustiado­s por la incertidum­bre que les crea su futuro, una vez concluya el permiso humanitari­o de 30 días, indicaron fuentes de la Cruz Roja.

Los 60 están en buen estado de salud, a excepción de una persona que precisó el apoyo de un equipo psicosocia­l, según apuntó Carmen Aramburu, doctora de Sanidad Exterior.

Semanas, meses o años después de abandonar sus casas, ayer por la tarde pudieron disfrutar de momentos de paz en sus alojamient­os. Ducha, ropa nueva, comida, llamadas a la familia...

También ayer por la mañana, lejos de los focos, llegaban discretame­nte a Barcelona desde Huelva otro grupo de migrantes. Nueve personas que se quedarán aquí o que seguirán su itinerario hacia el norte.

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OLMO CALVO / AP La llegada. Alivio de las personas rescatadas por el Open Arms cuando les falta poco para tocar tierra, en el puerto de Barcelona
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ÀLEX GARCIA Momento en que el barco entra en el Moll Adossat del puerto de Barcelona

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