Fuego en la ‘banlieue’
Versiones contrapuestas sobre los disparos en un control
La muerte a balazos de un joven de 22 años en un control policial en la periferia de Nantes ha desencadenado una nueva ola de protestas violentas de los jóvenes, que se han enfrentado a la policía con piedras y cócteles molotov.
Los suburbios de muchas ciudades francesas son polvorines sociales que pueden estallar por cualquier chispa. Así sucedió de nuevo, en el barrio de Breil, en Nantes, la noche del martes, después de que la policía hiriera mortalmente a un joven de 22 años en un control de tráfico. Existen versiones contradictorias sobre los hechos.
Tras saberse que había habido una víctima por bala, la furia se desencadenó en Breil y otras dos banlieues de Nantes. Grupos de jóvenes atacaron a la policía, con piedras y cócteles molotov, y prendieron fuego a decenas de vehículos y a varios locales en un centro comercial. Ayer reinaba la calma, pero el temor era que por la noche la situación pudiera complicarse, por lo que había un fuerte despliegue de seguridad.
El desgraciado incidente del martes se produjo después de que agentes de la Compañías Republicanas de Seguridad (CRS) –un cuerpo especial que suele hacer funciones antidisturbios, pero también de control de carreteras y otras misiones– recibieran la orden de conducir a un hombre a comisaría al no quedar clara su identidad durante un control. El joven había cometido una infracción. Según los agentes, el individuo no quiso colaborar, arrancó el coche, dio marcha atrás e hirió levemente a un policía a la altura de la rodilla. Al verse en peligro –y seguramente condicionado también por la cadena de atentados yihadistas de los últimos años–, otro policía disparó contra el conductor. Este fue alcanzado en la carótida y murió al llegar al hospital.
Algunos testigos de lo ocurrido confirmaron que el hombre sí dio marcha atrás con el coche, pero negaron que la maniobra representara un peligro para la policía y consideraron desproporcionada la reacción del agente que disparó. Fue al saberse estas circunstancias que el am- biente se incendió en el barrio y en otros cercanos. Algunos habitantes de la zona declararon a la emisora Europe 1 que la policía debería ser más profesional y, en un caso como este, usar medios no letales, como la Taser –la pistola de descarga eléctrica–, para detener el vehículo y reducir a su ocupante. Hubo también quejas sobre la lentitud en pedir socorro y lo que tardó en llegar la ambulancia.
La alcaldesa de Nantes, la socialista Johanna Rolland, se desplazó ayer a Breil para calmar los ánimos de sus habitantes, mostrar solidaridad y dar el pésame a la familia del fallecido. “Hago un llamamiento para que haya un esclarecimiento total de lo sucedido”, recalcó la alcaldesa.
Breil, en la periferia noroeste, es una de las zonas sensibles de Nantes, expuesta a la delincuencia, donde en los últimos meses ha habido varios ajustes de cuentas. El pasado 28 de junio, una niña resultó herida por una bala que atravesó su ventana.
El pasado mayo, el presidente Emmanuel Macron provocó polémica al rechazar la idea de poner en práctica un enésimo plan nacional, con fuertes inversiones, para mejorar la situación de los suburbios de las grandes ciudades francesas. Según el jefe de Estado, este tipo de estrategias ha fracasado repetidas veces en el pasado. Él es partidario de un método diferente, de mejoras en la seguridad, en educación y de compromiso ciudadano, que no se circunscriba a áreas concretas sino que sea integral, para todo el país.
El autor del denso informe sobre las banlieues, el exministro centrista Jean-Louis Borloo, se sintió casi ninguneado por Macron. Hace poco, Borloo criticó con gran dureza la visión social del presidente, que calificó de “ineficaz y peligrosa”.
Un agente disparó contra un hombre de 22 años que quiso huir con un coche al ser identificado