Para no perdérselo
Brasil y Francia, condenadas a devorarse, favoritas antes de afrontar los cuartos
Todavía bajo los efectos del Inglaterra-Colombia y sus vaivenes emocionales y celebrando aún que al venerable profesor José Pékerman no le diera un síncope en la tanda de penaltis, Rusia se despertó ayer satisfecha de su Mundial. Sobrepasado el ecuador de la competición y con ocho selecciones supervivientes, ya se puede decir que la competición no está defraudando. Hay un dato sintomático al respecto: después de 56 partidos sólo el intrascendente Francia-Dinamarca de la fase de grupos acabó en empate a cero, una gran noticia para quien temía que las defensas se impusieran sobre las delanteras. A las puertas de los cuartos de final es momento de tomarse un respiro y hacer balance. En el apartado de las sonrisas aparecen Brasil, Bélgica, Francia, Uruguay, Rusia, Croacia, Inglaterra y Suecia; en el de las lágrimas, hay que empezar por España.
Ramos, el mejor pasador
Las estadísticas de la FIFA dicen que la selección española es la que más pases ha completado en el Mundial, una noticia esperanzadora (comunicada a alguien que no supiera de su eliminación) si no fuera porque la lista la comanda Sergio Ramos, con 485. El extraño liderazgo del central en este apartado describe a su equipo, de juego previsible e inanimado asociándose a kilómetros de la portería contraria, en especial en su partido contra Rusia. Los anfitriones, voluntariosos y poco más, son los reyes del despeje, así ha sido testado numéricamente. Se juntaron pues el hambre y las ganas de comer. Sólo Alemania entre las favoritas lo ha hecho peor que España. El Mundial de la vigente campeona fue pésimo: su plantilla, cuatro años mayor, no se actualizó, jugó con la cuarta marcha puesta y hoy los equipos (no incluyan a España) van en sexta. Argentina también puede incluirse en las decepciones si le hace ilusión a alguien, pero su papel difícilmente podía ser otro. Entre las estrafalarias estampas de Sampaoli en el banquillo y Maradona en el palco quedaba un espacio de color verde con Messi en fase depresiva rodeado de tipos apasionados pero sin fútbol.
Brasil y Francia
Les queda un obstáculo para verse en semifinales y si lo consiguen protagonizarán la final virtual del torneo. Brasil y Francia disponen de las mejores plantillas y onces y han ido creciendo en el torneo. Los franceses empezaron su andadura de modo burocrático pero el duelo con Argentina descubrió su potencial. Cuando la albiceleste logró el 2-1 despertó a la bestia, concepto interpretable individual (Mbappé) o colectivamente. Francia tiene en el eje defensivo a Umtiti y Varane, posee un centro del campo mezcla perfecta de músculo y talento y arriba ha emergido un clon 2.0 de Ronaldo el gordo, una máquina de aceleración y remate que sólo los uruguayos pueden parar. Y es mejor no entrar en detalles de cómo lo pueden hacer. Mbappé o Neymar, con permiso de Coutinho, pugnan por ser las estrellas de Rusia, quién sabe si por ser los próximos Balones de Oro porque Cristiano, como Messi, también está en casa. La seleçao que dirige Tite no es la Brasil del 70 pero tampoco, afortunadamente, la que dirigieron Parreira o Dunga, dos técnicos que malinterpretaron la europeización de su fútbol hasta encorsetarlo y desnaturalizarlo. El Brasil de hoy tiene un corte sobrio pero de repente le dan ramalazos de arte cuando se juntan Neymar, Coutinho, Willian y Gabriel Jesus. Y eso es bueno. Para ellos y para el fútbol en general.
‘Outsiders’
Para romper los pronósticos están Bélgica y Uruguay. El equipo que dirige el catalán Bob Martínez es el que mejor ataca, así lo demuestra el hecho de que nadie ha hecho más goles (12), pero al mismo tiempo y gracias sobre todo a Japón, se ha evidenciado que los diablos rojos se desabrigan por la cola de una manera alarmante. Lukaku, Hazard y De Bruyne forman un triunvirato estelar pero en el repliegue, Bélgica sufre. Y eso contra Brasil debe corregirlo si no quiere ser triturada por Neymar, el futbolista que más ha rematado en Rusia, con 24 intentos. Es difícil, por otra parte, no sintonizar con Uruguay. Dirigida por Óscar Tabárez, el más viejo de los entrenadores (71), ha mejorado en creación en su centro del campo pero tiene un grave problema si quiere doblegar a Francia: recuperar a Cavani, lesionado contra Portugal tras su exhibición. Por cierto, Unai Emery tuvo bajo sus órdenes a Cavani, Mbappé y Neymar a la vez en el PSG. Y fracasó en la Champions. Un crack. La última outsider es la Croacia de Rakitic y Modric. En teoría nada tienen que hacer los rusos ante tamaña concentración de talento. Pero mejor no hablar de teorías cuando el rival tendrá a todo un país, enorme, apoyando detrás.
Inglaterra
A Inglaterra hay que analizarla sola porque es una isla y actúa como tal. Liderada por Harry Kane, máximo goleador y un maestro en la ejecución de los penaltis (no hay que desdeñar ese detalle en competiciones cortas), los de Southgate empezaron alegres y goleadores y son ahora un bloque serio dedicado a la resistencia con alguna concesión al contragolpe. En realidad, lo que mejor siguen aprovechando son las jugadas a balón parado. Ya va siendo hora del momento de Inglaterra, incapaz de cosas realmente reseñables desde hace más de medio siglo.
Sorprendente Suecia
Rusia y Suecia son las selecciones que menos opciones tienen. Están encantadas de haber llegado hasta aquí y eso las hace más peligrosas. En Suecia se dio por sentado que sin Ibrahimovic todo se hundiría pero el fútbol reserva milagros para quien se los merece. Janne Andersson, sin experiencia internacional, decidió que su selección jugaría como su Norrkoping, es decir, consciente de sus limitaciones y elevando el aspecto colectivo por encima de todas las cosas. Sus futbolistas, sacrificados y todos de perfil bajo, le creyeron. Por el camino han dejado a Holanda, Italia, Alemania y Suiza. Ahora quieren comerse a Inglaterra. Como quien se come unas albóndigas con mermelada.