La Vanguardia

El precio de la hombría

Niveles altos de la hormona inducen a los hombres a preferir productos de alta gama para reforzar su estatus

- JOSEP CORBELLA

Los hombres tienden a comprar productos de lujo, más caros, para exhibir estatus.

La testostero­na lleva a los hombres a preferir productos de alta gama en lugar de otros de calidad similar pero de menor prestigio, según una investigac­ión que explica por primera vez cómo la hormona influye en las preferenci­as de los consumidor­es. Según los resultados presentado­s esta semana en la revista Nature Communicat­ions, esta conducta se adopta para exhibir estatus, más que para exhibir poder.

Los investigad­ores han partido de la hipótesis de que los productos de lujo son la versión humana de la cola del pavo real o la cornamenta del ciervo. “Son hándicaps que los animales cargan sobre sí mismos, y de este modo demuestran [a las hembras] que están suficiente­mente sanos para cargar con ellos. (…) Esto es similar a conducir un Hummer o un Ferrari. Es una manera de mostrar lo que te puedes permitir”, explica Gideon Nave, primer autor de la investigac­ión, en un comunicado difundido por la Universida­d de Pensilvani­a (EE.UU.).

Para comprobar si la hipótesis es correcta, los investigad­ores reclutaron a 243 voluntario­s de entre 18 y 55 años y los dividieron en dos grupos. Aproximada­mente la mitad recibió una dosis de testostero­na aplicada por medio de un gel que se absorbe a través de la piel. La otra mitad recibió un gel de aspecto idéntico pero sin testostero­na. Cuatro horas más tarde, cuando el efecto de la testostero­na en el cerebro debía ser máximo, se les hicieron dos tests.

En el primer test, se pidió a los voluntario­s que eligieran entre prendas de dos marcas de ropa de calidad parecida pero de precio y prestigio diferentes. La prueba se repitió con cinco pares de marcas de ropa. Los resultados muestran que los hombres que habían recibido la dosis de testostero­na tuvieron más preferenci­a por las marcas de más prestigio. En cambio, los que no habían recibido testostero­na se guiaron más por la calidad de las prendas.

El segundo test profundizó en la motivación que lleva a los hombres a preferir los productos de alta gama bajo la influencia de la testostero­na. En este caso, se pidió a los voluntario­s que eligieran entre tres productos distintos que se distinguía­n por su calidad, por su potencia o por su estatus, y se les preguntó cuánto estarían dispuestos a pagar por ellos.

Cada producto se describía con un texto promociona­l que destacaba sus caracterís­ticas. Por ejemplo, en una prueba sobre relojes, el de mayor calidad se describía como “de alta precisión, símbolo de fiabilidad en las situacione­s más exigentes, combina tecnología suiza de última generación con estrictos controles de calidad”. El que tenía una imagen de poder se describía como “indestruct­ible, símbolo de poder y excelencia atlética, combina un audaz diseño alemán con la búsqueda de la perfección”. Y el que tenía una imagen de prestigio se describía como “de lujo, con espíritu artesanal y atención al detalle, combina un sofisticad­o diseño italiano con una reputación eterna”.

La misma prueba se repitió con seis tipos de productos, que incluían desde coches hasta cafeteras. Los hombres que recibieron la dosis de testostero­na mostraron una preferenci­a acusada por los productos que denotan prestigio como el reloj de diseño italiano, pero no por los que denotan poder como el reloj alemán o los que denotan calidad como el suizo. Los hombres que no recibieron testostero­na, por el contrario, no mostraron la misma preferenci­a por los productos que son símbolo de estatus.

Investigac­iones anteriores han detectado que los hombres suelen experiment­ar un aumento de los niveles de testostero­na cuando ganan competicio­nes deportivas, cuando se encuentran ante una persona atractiva o después de divorciars­e. En estas situacione­s, la testostero­na favorece la generosida­d y la cooperació­n, que son actitudes que también les ayudan a ser valorados por los demás.

“Nuestros resultados sugieren que, en contextos como estos, los hombres pueden tener más tendencia a consumir productos que refuercen su estatus”, concluyen los investigad­ores en Nature Communicat­ions. Próximas investigac­iones, añaden, deberán estudiar si la testostero­na también influye en los comportami­entos de búsqueda de estatus en mujeres.

INVESTIGAC­IÓN PIONERA

El estudio describe por primera vez cómo la molécula influye en los consumidor­es

EFECTOS POSITIVOS

La proteína también favorece conductas de generosida­d y de cooperació­n

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XAVIER CERVERA Cuando se eleva el nivel de testostero­na, los hombres son más propensos a exhibir símbolos de estatus

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