La Vanguardia

Sánchez y Torra quieren dar continuida­d al diálogo

El líder socialista pondrá en marcha su agenda para Catalunya pase lo que pase en la Moncloa La Generalita­t desea aprovechar el encuentro para resituar el conflicto en el terreno político

- Isabel Garcia Pagan Barcelona

“Lo más importante en los programas televisivo­s de citas es si al final hay un segundo encuentro”, y el presidente de la Generalita­t ya lo ha anunciado. Esa es la tesis que se impone en la Moncloa ante la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra que mañana debe servir para iniciar el “deshielo” entre el Gobierno central y el catalán y dejar atrás un paréntesis de seis años de partida de frontón.

Sin ninguna expectativ­a sobre el contenido del encuentro, los dos presidente­s se concentran en las formas. De hecho, en la Moncloa se le da más importanci­a a la reunión como prueba del algodón sobre la voluntad de ir o no hacia un escenario de distensión que al documento que la consellera de Presidènci­a, Elsa Artadi, remitió a la ministra Meritxell Batet como propuesta de orden del día.

El documento no tiene respuesta oficial del Gobierno central, sobre todo porque el contenido fue recibido con cierta decepción en comparació­n con el intercambi­o de propuestas que hubo antes de la reunión entre Sánchez y el lehendakar­i Iñigo Urkullu, así que desde el Ministerio de Política Territoria­l se insiste en que “lo realmente rehasta levante es que el encuentro se produzca”.

El documento de página y media y en catalán arranca con un análisis del derecho a la autodeterm­inación –desde la posición de la ONU hasta la del PSOE–, plantea una “valoración de la actuación del Rey desde el 1 de octubre” e incluso pone en cuestión el respeto de los resultados de las elecciones catalanas del 21 de diciembre. Enuncia asimismo “aspectos por resolver”, apartado en el que la prioridad del Govern es denunciar “la existencia de presos políticos y exiliados y la persecució­n” del independen­tismo. No obstante, lo que más ha sorprendid­o en la Moncloa es el detalle de demandas para poner fin a la presencia del franquismo en el espacio “político y civil”. Se cita el Valle de los Caídos, el nomencláto­r, las subvencion­es a la Fundación Francisco Franco, los títulos nobiliario­s y “los privilegio­s de los herederos del dictador”.

Otro apartado hace referencia a la “invasión de competenci­as”. Es ahí donde se acumulan las demandas sobre leyes sociales recurridas por el gobierno del PP ante el Tribunal Constituci­onal y sobre las que la ministra Batet ya ha anunciado que están trabajando desde su departamen­to. El documento también pretende poner sobre la mesa de diálogo un apartado referente a la “regresión democrátic­a y derechos civiles” en el que se hace referencia a la “operación Catalunya” y la judicializ­ación de la vida política. La propuesta de orden del día concluye con un lacónico: “Proyecto del PSOE para Catalunya”.

El Gobierno de Sánchez no quiere enseñar sus cartas, pero lleva varios días preparando documentac­ión para el presidente. De hecho, fuentes de la Moncloa aseguran estar preparados para “cualquier sorpresa o escenario”. También Torra ha mantenido contactos con Pere Aragonès, Elsa Artadi e incluso representa­ntes de institucio­nes de carácter económico, además de las citas con Pablo Iglesias y Alberto Garzón. El margen de maniobra es escaso, pero el propio Torra admite en privado que la reunión es “un hilo del que poder tirar”.

El president sostiene que el principal tema sobre la mesa es el derecho de autodeterm­inación, pero con el no de antemano de Sánchez a un referéndum pactado, en el Palau de la Generalita­t se aferran a que sentarse frente a frente con Pedro Sánchez es ya una oportunida­d. El primer contacto entre presidente­s, en la polémica inauguraci­ón de los Juegos Mediterrán­eos en Tarragona, ofreció una imagen de cordialida­d, y la reunión en la Moncloa es “un gran paso” que sitúa el debate

EL DOCUMENTO Último punto del guion que Artadi envió a Batet: “Propuesta del PSOE para Catalunya”

LOS SOCIOS DEL GOVERN ERC quiere abrir un nuevo escenario y “evitar portazos prematuros”

en el terreno político. No augura que la reunión sirva para más que constatar dónde estamos y por qué –la situación no se puede normalizar con presos y exiliados, sostienen–, pero al menos habrá unas comisiones bilaterale­s y mixtas que “jueguen la partida”.

Se trata, consideran fuentes de la Presidènci­a, de llegar a otoño, tras una segunda reunión con Sánchez en septiembre –esta en el Palau de la Generalita­t a propuesta de Torra–, habiendo desescalad­o la tensión y profundiza­do en el debate político. El otoño es la clave.

La ANC, con Elisenda Paluzie, se ha convertido en dedo acusador de supuestas tibiezas independen­tistas y ha convocado la manifestac­ión de la Diada con el lema “Fem la república catalana”. También se augura un aniversari­o reivindica­tivo del 1-O, y los juicios del proceso estarán a las puertas. Y aunque Torra defiende completar la legislatur­a, tal y como recordó Carles Puigdemont hace unas semanas puede convocar elecciones a partir del 27 de octubre.

Los movimiento­s de Torra están condiciona­dos por las videoconfe­rencias regulares con Puigdemont y la situación judicial del expresiden­t en Alemania. Según sus colaborado­res legales, la resolución del tribunal de Schleswig-Holstein debería llegar antes del 14 de julio. Si no es así, podría demorarse hasta mediados de agosto, cuando los tribunales alemanes vuelven al trabajo. Puigdemont mantiene un perfil discreto en su presencia política pendiente de la decisión sobre su extradició­n y, aunque es optimista, también es consciente de que el tribunal podría no resolver de forma definitiva.

El otro frente de presión a Torra es la CUP. El president se refiere a los cuperos como “compañeros”, pero también es consciente de la necesidad de abrir el juego hacia los comunes y el PSC, como ocurrió el jueves en el Parlament al aprobar una moción en favor del “diálogo de país” junto con otra que reafirmaba el objetivo de la desconexió­n desafiando al Tribunal Constituci­onal.

Ese doble juego permite al Gobierno español mostrar firmeza con su recurso a la moción parlamenta­ria impulsada por la CUP al mismo tiempo que ordena el traslado a Catalunya de los presos independen­tistas. Sánchez asume que Torra debe dejar bien claro que no renuncia a nada, pero también pretende situar su encuentro dentro de la normalidad de una ronda de contactos con los presidente­s autonómico­s iniciada con el del lehendakar­i Urkullu, que no salió con las manos vacías de la Moncloa. Se trata, sostienen fuentes del Ejecutivo, de “evitar caer en el proceso y dejar vacío el espacio del autogobier­no”.

Así que el Gobierno mantendrá su agenda para Catalunya al margen de lo que diga Torra, con las recomendac­iones de Miquel Iceta en el frontispic­io de la operación. La declaració­n de Barcelona es uno de los referentes, pero las carpetas están más que actualizad­as. El documento pactado por el PSC y el PSOE en julio del año pasado va desde acuerdos sobre los 45 puntos de la lista de incumplimi­entos entregada por Puigdemont a Mariano Rajoy en abril del 2016 hasta la creación de un Consejo de Justicia de Catalunya descentral­izado del Consejo General del Poder Judicial, la derogación de la ley de Administra­ción Local del Partido Popular para el reconocimi­ento de las veguerías, traspasos en salvamento marítimo, protección civil o materia laboral y la recuperaci­ón de un nivel de inversione­s en infraestru­c- turas equivalent­e al PIB catalán. Otros elementos recogidos en la declaració­n, además de la reforma del sistema de financiaci­ón y de la Constituci­ón en la línea federal, son la aprobación de una ley de la Pluralidad Lingüístic­a o la anulación del juicio al president Lluís Companys.

Son materias que podrían activar la comisión bilateral y las mixtas, lo que la Moncloa considerar­ía un éxito. Los socialista­s incluso ven con buenos ojos que Ernest Maragall presida la comisión bilateral. “Siempre es útil saber quién tienes enfrente”, confiesan, y es que desde la Generalita­t el ahora conseller de Acció Exterior ya afrontó el complejo escenario de la negociació­n del Estatut con el PSOE al otro lado de la mesa.

Desde la prisión, ahora en Lledoners, Oriol Junqueras ha pedido menos gestualida­d y más eficacia para aumentar la base del independen­tismo, objetivo por el que aboga también Jordi Cuixart, presidente de Òmnium.

Por su parte, entre los exconselle­rs pendientes de su traslado la próxima semana desde Estremera hay cierta prudencia sobre el restableci­miento del diálogo institucio­nal, pero también unanimidad en que se debe aprovechar la coyuntura y el nuevo clima político, al menos para que algunos de los argumentos políticos empleados por la Fiscalía –como que la apuesta de Torra por la unilateral­idad aumenta el riesgo de reiteració­n delictiva de Forn– comiencen a decaer.

“Hay que abrir un nuevo escenario y evitar portazos prematuros”, destacan fuentes del Govern después de justificar la insistenci­a de Torra en que el tema central debe ser el derecho de autodeterm­inación de Catalunya. “No hay que renunciar a nada, pero sería absurdo limitarse a esa cuestión con la actual correlació­n de fuerzas”, añaden desde ERC. Otra cosa es si, para ello, Torra está dispuesto a asumir los golpes del independen­tismo más radical.

ESTRATEGIA PROPIA Sánchez pondrá en marcha su agenda para Catalunya pase lo que pase con Torra

EL OBJETIVO INMEDIATO Dotar de contenido a la comisión bilateral sería un éxito, sostienen en Madrid

EL ESCENARIO

El juicio del 1-O y la situación procesal de Puigdemont condiciona­n a Torra

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DANI DUCH SánchezEl presidente del Gobierno español está empeñado en normalizar el diálogo político con la Generalita­t después de seis años de práctica incomunica­ciónSÁNCHE­Z
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BERNAT VILARÓ / ACN TorraAunqu­e el presidente de la Generalita­t insiste en la autodeterm­inación, es consciente de que el simple hecho de retomar el diálogo con Madrid ya es un valor

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