El Papa, contra los que “pisotean” Oriente Medio
Francisco reúne en Bari a las iglesias ortodoxas y orientales
La meridional ciudad italiana de Bari ha sido durante siglos una ventana hacia Oriente Medio. Es aquí donde descansan desde el siglo XI las reliquias de san Nicolás, obispo de Oriente, a quien veneran católicos y ortodoxos. En este escenario el papa Francisco celebró ayer una reunión histórica con 22 representantes y patriarcas de las iglesias ortodoxas y orientales, donde pronunció un duro discurso en el que tachó de cómplices a los que callan sobre los diversos conflictos que han asolado Oriente Medio en estos últimos años.
“La indiferencia mata, y nosotros queremos ser una voz que combate el homicidio de la indiferencia. Queremos dar voz a quien no tiene voz, a quien sólo puede tragarse las lágrimas, porque hoy Oriente Próximo llora, hoy sufre y calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder y riquezas”, dijo el Pontífice en su mensaje a los patriarcas.
Según Francisco, es esta indiferencia lo que ha permitido que decenas de miles de cristianos hayan tenido que huir de sus casas. Durante años, el Vaticano ha alzado la voz contra la violencia que han sufrido los cristianos en Oriente Medio desde los tiempos de Cristo. Pero sobre todo, el Pontífice quiso dar un golpe sobre la mesa para denunciar a los poderes extranjeros que quieren aprovecharse de estos conflictos en beneficio propio. Esto es una gravísima responsabilidad que pesa sobre la conciencia de las naciones, especialmente de las más poderosas, advirtió.
“¡Basta del beneficio de unos pocos a costa de la piel de muchos! –continuó el Papa argentino– ¡Basta de las ocupaciones de las tierras que desgarran a los pueblos! ¡Basta del prevalecer de las verdades parciales a costa de las esperanzas de la gente! ¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios ajenos a Oriente Medio”. Francisco tampoco quiso desaprovechar la ocasión para volver a llamar a respetar el estatus actual de Jerusalén y a defender la solución de dos estados para el conflicto entre Israel y Palestina.
Entre otros, el Papa acogió calurosamente al patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, con quien ha coincidido en varias ocasiones; al patriarca greco-ortodoxo de Alejandría y de toda África, Theodoro II; al arzobispo Nektarios, en representación del patriarca grecoortodoxo de Jerusalén, y al metropolita Vasilios, en representación del arzobispo de Chipre. Además también viajaron el papa copto de Alejandría, Teodoro II; el patriarca sirio-ortodoxo de Antioquía, Aphrem II, y el obispo Hovakim, en representación del armenio Karekin II, así como los representantes de las iglesias católicas orientales.
Todos pasearon juntos en un autobús por las calles de Bari y veneraron las reliquias en la basílica de San Nicolás. Francisco se arrodilló ante la llama que arde perpetuamente en este lugar, y que simboliza que una sola fe es abrazada tanto en la tradición occidental como en la oriental. La lámpara, con forma de carabela, fue encendida por primera vez por Pío XI. Al final del encuentro, unos niños lanzaron palomas al viento como símbolo de paz, y Francisco aseguró que se comprometen a “caminar, rezar y trabajar juntos esperando
El Pontífice clama contra la indiferencia ante los conflictos que desangran Oriente Medio
que el arte del encuentro prevalecerá sobre las estrategias de conflicto”.
Con esta reunión, Francisco toma el testigo de sus predecesores en los esfuerzos para reconciliar la Iglesia católica y la ortodoxa. En el 2016 ya celebró en Cuba una reunión histórica con el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Cirilo –que ayer mandó a su segundo–, la primera en más de mil años. El año pasado autorizó el traslado de las reliquias de san Nicolás a Rusia, donde las veneraron más de un millón de personas.