La Vanguardia

SÁNCHEZ MUESTRA SUS CARTAS

Sánchez ha tenido un breve periodo de gracia, con la crisis del PP y el shock de Cs por el retroceso en los sondeos; pronto los tendrá en plena oposición

- SILVIA HINOJOSA

Un repaso a las primeras decisiones del presidente Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez sabía que no tendría cien días de gracia al inicio de su mandato y pisó el acelerador en sus primeras medidas; el objetivo era recuperar la ilusión del electorado socialista y tranquiliz­ar al votante del PP y Ciudadanos. La reciente gira europea le ha dado también un papel protagonis­ta en los centros de poder de la UE, donde España ha llevado la iniciativa en asuntos clave como la gestión de la inmigració­n y los refugiados. Reforzar su perfil de estadista era la segunda parte del plan de seducción urgente que el presidente despliega desde su llegada a la Moncloa. Sabe que pronto se reactivará la oposición. Cs encontrará el tono. Y el PP entrará fuerte, en cuanto tenga su nuevo liderazgo.

La oposición, a punto. Sánchez llegó al poder a mitad de mandato y sin haber ganado unas elecciones. La oposición debería estar plenamente activa, sin dificultad para marcarle desde el primer día, pero el presidente ha tenido una versión reducida de los cien días de gracia que se dan como cortesía política. “El problema de Cs es que ha cambiado el marco y le cuesta encontrar el tono más allá del tema nacional. Con la renovación de la dirección de RTVE ha aprovechad­o para vincular a Sánchez con Podemos y los independen­tistas, pero está teniendo dificultad­es. El PP, en cambio, utilizará un tono muy similar al de la oposición a Zapatero, y más siendo el grupo mayoritari­o en el Congreso, pero no podrá entrar fuerte hasta que tenga el nuevo liderazgo”, explica el consultor de comunicaci­ón Pau Canaleta. Con Cs descolocad­o y el PP a la espera, el presidente está teniendo mucho margen de maniobra.

El miedo no se confirma. Algunas de las primeras medidas que ha llevado a cabo Sánchez buscaban en realidad tranquiliz­ar a los votantes de PP y Cs, más que a los partidos. El nombramien­to de Josep Borrell en Exteriores y de Fernando Grande-Marlaska en Interior desactivó, al menos en parte, el mensaje de la oposición de que es rehén de los independen­tistas o de Bildu porque apoyaron su investidur­a. “Con esos perfiles y el de la ministra de Economía lanzó un mensaje tranquiliz­ador, europeísta, de establishm­ent. Le dice al votante de PP y Cs ‘no tengas miedo’ –añade–. Y modera el discurso de la oposición, porque nadie va a tomar en serio según qué acusacione­s al presidente”.

Transmitir ambición. Si alguien pensó que Pedro Sánchez iba a estar sólo unos meses al frente del Gobierno y que convocaría elecciones cuando la situación estuviese normalizad­a, pudo ver enseguida que no era así. El perfil de sus ministros, sólido y con sensibilid­ades diversas, iba en esa línea. “El mensaje fue: ‘No estamos de paso, hemos venido a hacer muchas cosas’. En los temas importante­s, como la economía, la seguridad, la vertebraci­ón del país, el Gobierno mira al centro, y en lo más simbólico, a la izquierda”, destaca Pau Canaleta.

Nuevo estilo. Sánchez sólo dispone de dos años y ha aprovechad­o desde el primer día. Tuvo que forzar la atención de los ciudadanos. “Ha buscado actuacione­s simbólicas, que permitan hacerse una idea de por dónde irá a aquellos que no siguen la actualidad política pero en el periodo inicial están pendientes de qué medidas toma el gobierno para formarse una opinión”, subraya el consultor. La ausencia de elementos religiosos en la toma de posesión o los anuncios de la universali­dad en el sistema de salud, la eliminació­n de las concertina­s de las vallas de Ceuta y Melilla y el traslado de los restos de Franco del Valle de los Caídos son algunos de esos elementos simbólicos que gustan a su electorado.

Imagen exterior. En menos de dos semanas, el presidente se entrevistó con Macron en París y con Merkel en Berlín, participó en una cumbre migratoria en Bruselas y en su primer Consejo Europeo. “Fue hábil aprovechan­do la crisis del barco Aquarius, que le permitió mostrar que el marco ha cambiado después de seis años de PP –señala Canaleta–. Pactar con Merkel y dar una salida a su crisis interna en el peliagudo asunto de la inmigració­n le ha dado también mucha visibilida­d”. El impulso europeísta no suma sólo en la UE sino también en el ámbito doméstico. “España es un país europeísta, quizás el que más, y eso Sánchez lo ha sabido jugar bien”, añade Canaleta.

La carpeta catalana. Es el principal problema político del presidente, que busca un clima de cooperació­n con el Gobierno catalán para desencalla­r la relación. Mañana Sánchez recibe a Quim Torra en la Moncloa, tras haber trasladado a los presos independen­tistas a cárceles catalanas. Y se ha abierto a recuperar partes del Estatut anuladas por el Constituci­onal, mediante reformas legislativ­as. Canaleta ve a su favor que coincidan dos cambios de gobierno –el suyo y el de Torra– porque gana tiempo, las expectativ­as son más bajas y también las exigencias, y eso ayuda a destensar.

Nuevas banderas. Con diez puntos de media de diferencia respecto a los hombres, las mujeres son el electorado mayoritari­o del PSOE. Podemos y Cs son partidos con algo más de voto masculino. Por eso Sánchez no necesitaba nombrar a más ministras que ministros para tener el voto femenino y más con un dirigente como él, apunta Canaleta. “Pero ese gesto le permite disputar a Podemos y sus confluenci­as la bandera del feminismo, que será una de las importante­s en los próximos años en la izquierda, sobre todo para las nuevas generacion­es”, añade. El PSOE necesita penetrar en generacion­es jóvenes (hasta la franja de 30-40 años), y de ahí también los gestos laicistas.

 ?? JUANJO MARTÍN / EFE ??
JUANJO MARTÍN / EFE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain